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Mostrando entradas de agosto, 2014

XVIII

Hoy tengo un montón de dudas y entre la maraña de pensamientos sin una invitación de por medio estas tú. Me pregunto qué será de tu vida, a dónde mirarán tus ojos, con qué sed beberá tu boca, a qué se dedicarán tus manos. ¿Qué pasaría si descubrieras mis letras y con ellas tu inmortalidad? ¿Qué sería de mí si, distraído, encontraras mis versos rebeldes? ¡Silencio, sigue siendo mi cómplice! ¡Casualidad, no me traiciones! Letras mías, me niego a clausurarlas, Suerte… toma tus propias decisiones.

XVII

Mientras duermes, te voy a contar un secreto y lo sabrás aunque no abras los ojos, aunque tus oídos anestesiados finjan que el sonido no existe, aunque sueñes con ciudades frías y lejanas o con otoños románticos de crujidos y hojas desbaratadas. Te voy contar un secreto y sólo tu alma intranquila me sabrá cerca, con la complicidad de los corazones encabritados que mueren jóvenes consumidos por sus ansias de vivir. Te voy a contar que te quiero con la singularidad de aquel poema de Neruda, con el sentimiento que trae consigo decir que lo hago secretamente, entre la sombra y el alma. Te quiero de esa forma en que ni soy ni eres, profanando versos de poetas de otras épocas y sintiéndome en una época única, en un mundo que sólo existe para los dos y al que accedo cada vez que me reflejo en tus ojos, en que tu mano me acompaña al caminar. Es tanto lo que un corazón lastimado guarda y tan poco lo que se atreve a contar… es tan complejo su latido aún sangrante