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XXVIII

No me dejes dormir, morir. Vivamos en el ensueño, usemos los deseos, construyamos realidades... Deja que tu mirada se quede conmigo, vamos a recorrer nuestros mundos, te voy a contar las historias del reino que en mí se ha creado. Deja que me pierda en tus silencios, quiero besar tu sonrisa. Quiero dibujar el paraíso, deja que mis dedos describan tu perímetro. Escucharé de nuevo los cuentos y sabré de ti la leyenda. En mi memoria serás inmortal, Romero, tú, la fuente de mis recuerdos. Esta noche me quedaré, la mirada gatuna definirá tu silueta entre sobras la escultura será completa cuando mis manos te definan. Siento sed de tu boca, ansío la noche estrellada. Quiero perderme en tu penumbra en la noche que se confunde con tu cabello.

DÍAS MALOS

Hay cosas que han sido importantes para mí y que me han ayudado en esta montaña rusa del TAB, entre esas están las rutinas. El asunto es sencillo: me despierto a la misma hora todos los días, 5:30 am, abro los ojos sola, las alarmas no funcionan. Si me lo propongo, en un día extraordinario me levanto más tarde, pero el sueño lo vuelvo a conciliar después de haber abierto los ojos a las 5:30 de la mañana.  Tomo mi celular o la tableta y reviso las noticias, luego me levanto al baño, me doy una ducha, llego al cuarto, me cambio, desayuno, me arreglo el cabello y me maquillo, tomo la maleta y me voy. Así es de lunes a sábado. Pero hoy fue diferente. Me desperté a las 7:20 de la mañana, siempre miro el reloj al despertar. Me sentí molesta y confundida, angustiada, recordé todo lo que tenía que hacer, me dolía la cabeza e hice cuentas del tiempo que dormí: cuatro horas. Las manos me estaban temblando y me sentía muy confundida, no fui al baño, no leí las noticias, me quedé en la c

XXVII - Plegaria

Abandóname en la soledad del silencio que carcome, bebe del sudor de mi espalda corva y envejecida. Huye de mis angustias, sálvate de los demonios que me aconsejan, evita mis ojos nostálgicos, no escuches a las brujas que me habitan. Los tormentos cuidarán de nuestro sueño, los fantasmas regaran vino en nuestro lecho y en rituales báquicos arderemos redimidos, por tu boca de menta, por mis labios de uva. Encuentra la calma lejos de esta tormenta, de corazones encabritados y espíritus penitentes. Guárdate de mi noche fúnebre, olvida tu sed, guarda tu luz inocente de la Dama Sombría.

Silencio

Todo era un torbellino. Miraba a la nada buscando explicaciones, respuestas y las preguntas arremetían en bandada. Alrededor, el mundo giraba, gritaba, gruñía. El día se iba en un desorden cercano al caos, más ruidoso de lo normal. “¿Cómo estás?”, preguntaron. La cabeza estalló en pensamientos arrítmicos. Perdí la cuenta de las noches en la vela, quiero viajar, correr, gritar, soñar, partir, llorar una vez y reírme dos veces, pero es el cansancio el que me acompaña todas las noches y la rutina la que me despierta en las mañanas. Quiero saltar al vacío y que en la caída me crezcan alas, más sólo me siento en mi escritorio y hago lo que debo. Y me resigno porque “es lo que toca”, porque ya vendrán tiempos mejores, porque hay que ser fuerte para pasar los tragos amargos... porque los sueños también están hechos de sacrificios. Porque el mundo dijo que así debía ser. “Bien”, respondió.

XXVI

Puedo acercarme y mirarte a los ojos, Imaginar cómo se cierran si te robo un beso, como se crispan ante la travesura de un dedo índice sobre tus labios. Puedo escucharte, descifrando el sentido las palabras que te delatan en la pausa de tu respiración, en la media sonrisa, la mirada perdida. Puedo perderme en tus ojos de gato, y probar la cerveza imaginando tu sabor Y ansiosa mordiendo mis labios, ...ansiosa mordiendo tu lengua.

Veinticinco

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Exposición "Miró: Pintor, Poeta" El tiempo, que ha sido definido a través de los años por científicos y relativizado sin pudor por narradores y poetas, resulta tan temible como encantador en la vida propia. Se sabe del tiempo como medida, como invento humano, como sabio, como enemigo, como dios. ¿Qué es un siglo comparado con más de cuatro punto cinco billones de años? ¿Qué viene siendo, entonces, un cuarto de siglo? Mi propia eternidad. Es la primera vez que escribo sobre mi edad en este blog que no tiene ni pies ni cabeza, que es una colcha de retazos echa con los pedacitos de cada recuerdo trascendente. Tal como mi existencia.  Ahora lo digo con risa, pero antes sentía un poco de pudor, de vergüenza por develar mi edad. Sucedía que la gente hablaba conmigo y pensaba que era mayor, no sé si era por cómo me expresaba o simplemente era lo que producía mi manera de actuar, sin embargo les venía un desencanto cuando yo decía “tengo dieciocho o diecinueve

XXV

Soy la nada que me abunda en este mar de pensamientos y tormentas. No me ahogo, no quiero. No me salvo, no puedo. Soy la paz perdida en vendettas, la sangre que corre por las venas de la guerra, el perdón negado, la palabra dicha, el tiempo que no regresa. Soy violenta y soy volátil, la manzana del árbol ponzoñoso que no debe ser mordida. Soy mujer de mil lunas y una noche, eterna. Soy Fénix que vuela aún con el ala herida.

XXIV - Poema a medias

La parte de mí que se desvaneció en sonrisas deambula por el jardín de la nostalgia contemplando margaritas. Las dudas que han embestido mi alma vuelan como abejas ansiosas, regando esporas de incertidumbre en cada flor que crece libre, silvestre. Tengo miedo del futuro promisorio, el éxito se me revela como un fatalismo. Tengo lágrimas que nacen secas y gritos que se ahogan en un papel. Aún no me despido del Sol y las mañanas, pero ya los extraño. Aún transito la ciudad en medio de atardeceres. Estas letras no son las acostumbradas, las contundentes. Desconfío del suelo por el que transitan mis pasos, sólo quiero entregar mi vida a éste y otros atardeceres.

Carta a Colibrí

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A los tres años del último vuelo del Colibrí Mi madre me dijo de la misa el viernes, aunque yo la esperaba desde el inicio de junio. Sigo yendo sagradamente, aunque sabes que no soy de iglesias, de curas, ni de religiones; que mi relación con Dios es sin intermediarios, a pesar de todas las veces que dije que creía en el Diablo cuando me reprochabas por atea… y nos reíamos por traviesa, por contestona, por rebelde, porque no me creías que adorara a Satán, porque yo sabía que no me creías, porque me dabas golpecitos de mentiras y me llamabas “so porquería”, porque siempre veías lo mejor en mí, aun cuando a mí se me olvidaba. Así que a la misa voy por ti, porque así querías ser recordada, pero también te recuerdo en medio de todas mis risas, de mis alegrías, de los regalos que me ha dado la vida, pues tú fuiste uno de los primeros, mi adorada Colibrí y sé que en cada alegría que disfruto tu mano se haya escondida, sólo lo sé. ¿Sabes? Hace unos días dejé la formalidad y m

XXIII

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Lo que miro es el infinito  de mis ojos creando estrellas,  porque las que existen no me bastan,  porque el universo no me encierra. En lo que pienso es en los versos para los que aún no nace poeta,  porque las palabras existen en los labios y en las manos de quien las libera. Y en el viaje que no conozco,  en la canción que aún no toco,  la nada y el por siempre se acompañan en las condenas que dan espera. No intentes en vano descifrarme,  soy un fantasma, un espíritu viajero,  el reflejo que se esconde tras tus párpados cuando cierras los ojos y viene el sueño.

No Me Alegra

Hace unos días leí y escuché a través de las redes sociales y los medios de comunicación, diferentes manifestaciones acerca de la aprobación en la Cámara de Representantes de la llamada Ley “Rosa Elvira Cely”, en la cual se tipifica [1] como delito autónomo al feminicidio, lo que consiste en que de ahora en adelante el feminicidio –entendido como el acto de matar a una mujer por el hecho de ser mujer- dejaría de ser un agravante (una circunstancia que aumenta la pena) y se convertiría en un delito autónomo, con su propias características y dosificación. Vi cómo distintas posturas eran defendidas: encontré personas que celebraban la tipificación del delito y otras que lo tomaban como una afrenta al principio de igualdad, argumentando que de ahora en adelante la vida de una mujer valdría más que la de un hombre y que faltaba ver si pasaba la conciliación de las dos cámaras del Congreso y la sanción Presidencial. No me encuentro en ninguno de los dos extremos y definitivamente co

XXII - Identidades

Toda desesperanza tiene un nombre,  toda miseria tiene un nombre,  toda alegría tiene un nombre,  toda responsabilidad es anónima.

XXI - Bajón

¿Qué hago con los días malos, Colibrí? Si sólo cuento conmigo Y a veces soy mi peor compañía… Cómo te explico el asunto. Cómo te cuento que estoy lenta, que no tengo ganas, que tengo mucha tristeza y que por alguna razón mi cabeza se llena de motivos. Cómo te explico que me duele, si no puedo señalarte dónde… Cómo hago si no sé qué decir, si me quedo muda porque no entiendo, si la vida y el mundo son extraños y todo me parece una gran confusión.

Un Amor Bipolar

Íbamos caminando entre los árboles que custodiaban las calles, tropecé varias veces, estaba nerviosa y entusiasmada. El día anterior me había decidido a invitarle a salir y él había aceptado sin problema. Caminamos mucho, más de dos kilómetros y la conversación fluía de forma espontánea, con cada paso había más intimidad entre nosotros, hablamos de música, de literatura, de fútbol, de lo que queríamos, de lo que no tolerábamos, de cómo éramos… de repente me sentí cómoda para contarle que soy bipolar.  Le dije que tenía TAB, que estaba en tratamiento y que debía tener ciertos cuidados. Me agradeció la confianza y me contó que años atrás había tenido depresión, lo cual me sorprendió bastante. Hablamos de los tratamientos, de los efectos y de los aprendizajes que estos procesos traen. Luego llegamos a su oficina, dejamos su bajo ahí y salimos a comer algo, nos tomamos un par de cervezas y luego nos fuimos a un sitio que él me quería mostrar. Era una cervecería que quedaba en un

XX - De Madrugada

De madrugada vi la luz encendida toqué la puerta, abriste. Te saludé, hablamos de las hijas del trabajo de las obligaciones. Y evitamos los amores nos evitamos mutuamente. De madrugada me retiré de nuevo y tú cerraste la puerta y el tiempo siguió como si nada.

Viviendo con el TAB

Antes de continuar con la narración, quiero aprovechar para agradecer a las personas que se han interesado por esta iniciativa. A quienes me han leído, me han hecho preguntas y me han apoyado para que siga pues lo consideran un buen ejercicio. Mil gracias. Respondiendo a la pregunta que me hizo un Anónimo no siento que me exponga demasiado, pues aquello con lo que no me siento cómoda prefiero guardármelo o escribirlo con cuidado para que quien lea entienda que es un asunto “difícil”. Había dejado el relato en la aceptación del trastorno y el encuentro con la medicación. Ninguno de los dos resulta fácil. Existe un miedo inmenso a ser diagnosticado con una enfermedad mental, creo que este miedo proviene del estigma que la sociedad ha generado al respecto. Esto dificulta las cosas, no sólo para quien tiene el diagnóstico sino para su familia y amigos, pues aparecen sentimientos de culpa, preguntas acerca de qué se ha hecho mal, vergüenza y negación, siendo esta la más nociva. 

Bipolar

Será esta la primera vez en la que hable sobre este tema, el trastorno con el que convivo tal vez desde que nací y que algunos días me hace la vida de cuadritos, otros me llena de esperanza con un futuro prometedor y otros me deja vivir como si nada y como si todo. Las sospechas sobre el trastorno afectivo bipolar (TAB) empezaron en la adolescencia, cuando los cambios propios de todas las adolescentes, en mí se manifestaron de una forma más fuerte, el diagnóstico llegó tiempo después, antes de los 17. Empezó la medicación, la terapia, pero no hubo charlas, nadie me explicó de qué se trataba, mis padres tampoco lo sabían, el médico psiquiatra se dedicaba a recetar cada vez más y más medicamento, las dosis aumentaban, el cuerpo lo rechazaba, el galeno no me escuchaba, pensaba que sólo me resistía, vinieron los vómitos, los problemas estomacales, los dolores, el fastidio, el temor, la ansiedad, la rabia, las dudas ¿Y si no lo tengo? ¿Y si me estoy envenenando con medicamentos? 

Destinatario

Creo que, aunque me he despedido, te seguiré escribiendo. Y es que tengo algunas ventajas: el anonimato de mis letras y la pequeña, casi nula posibilidad de que las descubras. Necesito escribir, porque escribo lo que no grito, escribo lo que en temores callo, y lo que guardo -aún de las letras- me desangra en lágrimas, en insomnios, en pesadillas lúcidas y angustias constantes que no me dan tregua. Así que me tomo el atrevimiento de elegirte, Capitán, como destinatario de las catas que no llagarán a puerto, con el cariño y la devoción que aún te tengo, con el fuego del alma que no me permite rendirme y con el recuerdo de tu sonrisa que no me lastima. Te pienso y te recuerdo todas los días, te sueño y te anhelo. Despierto con tu rostro fijo en mi mente; en mis sueños soy libre y camino junto a ti. De mi agridulce despedida no tengo mucho que decirte. Caminé en una dirección diferente y no era tu obligación seguirme, pero extraño tus manos, tus brazos, nuestras noches,

XIX

Tan cerca está el sueño de la muerte, tan paciente, tan calmo. Se cierran los párpados  viene lo desconocido. Duerme tranquila, duerme mariposa.