“Ya no existo, desaparecí hace mucho tiempo, ya no queda ni mi recuerdo” I El hechizo solo llegaría a su fin cuando ningún mortal recordase tu existencia, cuando nadie reconociese sus ojos en el agua ni su pasión en el fuego. El hechizo, ese que le dio una vida que en realidad no le pertenecía, se rompería para siempre cuando ningún ser deseara sus labios, su cuerpo, cuando todos pudiesen olvidar su voz, su mirada. II Deseaba su desaparición a cada instante, contemplaba a la bella Luna y le pedía un momento de compasión, le rogaba por su muerte con el mismo fervor con el que el condenado a muerte reza por su vida. Decidió no volver a ver la luz del Sol, sólo se permitía salir en la noche para que ella le cubriese con su manto oscuro envolviéndola para siempre pero ignoraba la forma de terminar el conjuro que le atormentaba y en una de sus caminatas cruzó su mirada con los ojos más hermosos que jamás hubiese visto, los únicos que fueron capaces de hacer latir, sólo por un mom...