XXV
Soy la nada que me abunda
en este mar de pensamientos y tormentas.
No me ahogo,
no quiero.
No me salvo,
no puedo.
Soy la paz perdida en vendettas,
la sangre que corre por las venas de la guerra,
el perdón negado, la palabra dicha,
el tiempo que no regresa.
Soy violenta y soy volátil,
la manzana del árbol ponzoñoso que no debe ser mordida.
Soy mujer de mil lunas y una noche,
eterna.
Soy Fénix que vuela
aún con el ala herida.
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