XXVII - Plegaria


Abandóname en la soledad
del silencio que carcome,
bebe del sudor de mi espalda
corva y envejecida.

Huye de mis angustias,
sálvate de los demonios que me aconsejan,
evita mis ojos nostálgicos,
no escuches a las brujas que me habitan.

Los tormentos cuidarán de nuestro sueño,
los fantasmas regaran vino en nuestro lecho
y en rituales báquicos arderemos redimidos,
por tu boca de menta, por mis labios de uva.

Encuentra la calma lejos de esta tormenta,
de corazones encabritados y espíritus penitentes.
Guárdate de mi noche fúnebre, olvida tu sed,
guarda tu luz inocente de la Dama Sombría.

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