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Mostrando entradas de mayo, 2013

XII

¡Anda! Toma el camino juega con la luna y las estrellas ¡Sé un revolucionario! Aprende a mirar distinto, que la rosa, la roja sabe a deseo, dolor y melancolía, Que el perfume, el cítrico trae aire de lujuria, de pasiones y alegría, que la guitarra, la sensual tiene la garganta que desgarra que miente y que aclama, que el piano, el intelectual sabe seducir en notas cadenciosas y halagar en trinos misteriosos que recuerdan los gritos de aquellos que la cordura perdieron en los pantanos. ¡Anda! Toma el camino ¿A quién estás esperando? Mira de nuevo la rosa, la sangre tierna roja. ¡Sé un revolucionario! Aprende a mirar distinto.

Invierno

Aún me preguntan por qué me enamoré de ti. Cada vez que lo hacen vienen a mí los recuerdos de las primeras citas y los muchos cigarrillos que fumé mientras intentaba sostener una conversación coherente contigo. Aún se cuestionan qué te vi y en mi mente revivo el andar serio y acompasado con el que te vi venir la primera vez, tu elegancia en negro que te venía bien con una calle llena de extraños que, afanados por sus vidas, me empujaban de un lado a otro en tanto a ti te esquivaban con precaución. Aún indagan por qué me gustabas tanto y recibo el aroma de tu cuello en aquella época, la delgadez enmarcada en esos pantalones ceñidos, la certidumbre de tus palabras que contaban qué querías hacer y cómo lo ibas a hacer, la mirada fría con la que castigabas al mundo y la voz jocosa que se reía sin consideración de la desgracia ajena. Aún me cuentan que te temían, que no inspirabas confianza y yo escucho en mi mente los secretos que te conté y que se filtraron por la rendija de tu