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Mostrando entradas de septiembre, 2009

Miedos de siempre

En la vida hay heridas que nunca se cierran, que se alimentan de la sal diaria que el mundo se encarga de esparcir sobre ellas. Heridas que en realidad nunca dejan de doler pero que uno trata de ocultar poniendo una curita sobre ellas y haciéndose el fuerte, fingiendo que no duelen. Uno aprende a vivir con esos fantasmas, o al menos lo intenta, hasta que algún suceso tonto los revive y hace que de nuevo se les tema. Hay cosas de las que resulta fácil hablar pero hay otras que avergüenzan, quizá por el miedo a que se mal interpreten los sentimientos o las palabras, quizás porque se piense mal de algo aparentemente superficial, o quizás porque se puede dejar al descubierto una debilidad que ha sido ocultada por una fortaleza disfrazada. Sin embargo, la realidad es una sola y hay que aprender a vivir con ella, nos guste o no, a unos les fue mejor que a otros y que le vamos a hacer, esas son las reglas que se impusieron en el juego de la vida. Si es justa o no, creo que no tendría la impar

Si Dios fuera una mujer

Y la muerte arrancó la vida de su cuerpo pero nadie podrá borrar la savia de sus palabras. ¿y si Dios fuera una mujer? -Juan Gelman ¿Y si Dios fuera mujer? pregunta Juan sin inmutarse, vaya, vaya si Dios fuera mujer es posible que agnósticos y ateos no dijéramos no con la cabeza y dijéramos sí con las entrañas. Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez para besar sus pies no de bronce, su pubis no de piedra, sus pechos no de mármol, sus labios no de yeso. Si Dios fuera mujer la abrazaríamos para arrancarla de su lontananza y no habría que jurar hasta que la muerte nos separe ya que sería inmortal por antonomasia y en vez de transmitirnos SIDA o pánico nos contagiaría su inmortalidad. Si Dios fuera mujer no se instalaría lejana en el reino de los cielos, sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno, con sus brazos no cerrados, su rosa no de plástico y su amor no de ángeles. Ay Dios mío, Dios mío si hasta siempre y desde siempre fueras una mujer qué lindo escándalo sería, qué ve

Fácil

Entre lo fácil y lo difícil, la oferta de simpleza tiende a ganar la batalla. Hay quienes se cansaron de ir más allá de lo básicamente ofrecido y decidieron quedarse con el pedazo mezquino que les pueda corresponder. Sus frases persuasivas y seductoras hacen que cada día sean más los seguidores de la insípida simpleza, claro, para todos resulta tentadora. Fácil dejar a la suerte las decisiones de la vida. ser una roca más que la corriente va arrastrando y que tarde o temprano llegará a tierra. Fácil dejar a otros la potestad de elegir destinos comunes. Total, dicen quienes adoptan estas posturas, para qué perder el tiempo opinando y proponiendo si al final todo continuará igual. Fácil estar de cuerpo presente y con la cabeza puesta en algún agujero vano. Fácil escapar de la batalla con alguna excusa tonta sin siquiera poner la cara para decir que abstenerse de la “guerra” es una posición igualmente válida. Fácil huir ante el primer obstáculo y no luchar hasta el final, aun cuando exist