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XXXII - La Grieta

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  Una grieta se abrió en la playa, frente al mar. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Lágrimas de felicidad y de esperanza acompañaban al presente que ofrecía. Con las manos juntas reunió sus sueños, con las manos juntas quiso recoger y beber y las manos juntas regresaron vacías al pecho. Una grieta se abrió en la playa, en el mar. Preguntó qué hacer con las manos vacías el mar respondió con un crujido que aterraba y los labios resecos ardieron con el salitre. Viajaste buscando lo que la ciudad te negaba, pero no es calma lo que he de concederte, fuerza es lo que demandará tu futuro. Una grieta se abrió frente a la playa, en el mar. Comprendió que su ofrenda rechazada era el augurio de la providencia, el futuro no había sido negado, pero no sería compartido. Fuerza necesitaba para recoger sus pasos. Fuerza necesitaba para andar su propio camino. La fuerza era necesaria para sobrevivir a la grieta. Una grieta se hizo más profunda recordando a la playa, en la ciudad.

XXXI - Litio

Llegó la pena oronda a reírse placentera, con esa risa socarrona en mi cara agorera. Me señalaba intimidante, y con su risa macabra de mi dolor hacía una espera. La pena se reía y yo quería matarla, acuchillar la risa de mi pena y de un machetazo acabarla. ¡Cuánta violencia en ese pensamiento! me gritaba la cordura y el raciocinio era todo lo que tenía, mientras la pena en el pecho calaba. ¡La mato!, ¡La mato!, ¡La mato! Gritaba mirándome al espejo, mi retrato respondió, ella también con una sonrisa: “La pena no se muere si no la lloras”. Dijo mostrando la mitad de los dientes. Mis manos fueron a mi garganta buscando aire, tocaron mi rostro anhelando una expresión. El litio insensible se escondía y en mi bolsa aguardaba a la siguiente comida. Escuchaba de cuclillas la risa de la pena y con vergüenza reconocía haber escondido mis lágrimas en mis venas.

Reminiscencia

Tú juegas y saltas. Me arrastras Y olfateas la vida. Es junio y somos felices, ingenuamente lo somos. Tú corres y muerdes. Me persigues y muerdes la vida. Es agosto y somos inquietas, locamente lo somos. Tú ladras y gruñes. Me muestras los dientes Y odiamos la vida. Es julio y somos impulsivas, amargamente lo somos. Tú halas y huyes. Me evitas y juegas con la vida. Es marzo y somos más maduras, lentamente lo somos. Tú caminas lento y pausado, te sientas, se acaba la vida. Es septiembre y empezamos a despedirnos, lo inevitable se acerca. Llegará octubre de nuevo Y soy incapaz de pronunciar tu nombre Y en la soledad de mi llanto descubro que al dolor también le sé guardar aniversario.

XXIX

En el lugar que pisaron sus pies las flores decidieron nacer, lirios blancos vi crecer y una rosa azul florecer. Sus pétalos atraparon al cielo y aquella rosa provocaba sed. La rosa olía a sangre, olía a sal, las espinas de su cuerpo no podían sangrar. Ante la tentación de probarla, cedí, mi boca supo a tierra mojada. Sentí el peso de muchas vidas en la espalda, oí la voz de una niña que se alejaba. Al lugar que pisaron sus pies las libélulas quisieron volver y las flores decidieron crecer en la tierra donde sus ojos vi llover.

XXVIII

No me dejes dormir, morir. Vivamos en el ensueño, usemos los deseos, construyamos realidades... Deja que tu mirada se quede conmigo, vamos a recorrer nuestros mundos, te voy a contar las historias del reino que en mí se ha creado. Deja que me pierda en tus silencios, quiero besar tu sonrisa. Quiero dibujar el paraíso, deja que mis dedos describan tu perímetro. Escucharé de nuevo los cuentos y sabré de ti la leyenda. En mi memoria serás inmortal, Romero, tú, la fuente de mis recuerdos. Esta noche me quedaré, la mirada gatuna definirá tu silueta entre sobras la escultura será completa cuando mis manos te definan. Siento sed de tu boca, ansío la noche estrellada. Quiero perderme en tu penumbra en la noche que se confunde con tu cabello.

XXVII - Plegaria

Abandóname en la soledad del silencio que carcome, bebe del sudor de mi espalda corva y envejecida. Huye de mis angustias, sálvate de los demonios que me aconsejan, evita mis ojos nostálgicos, no escuches a las brujas que me habitan. Los tormentos cuidarán de nuestro sueño, los fantasmas regaran vino en nuestro lecho y en rituales báquicos arderemos redimidos, por tu boca de menta, por mis labios de uva. Encuentra la calma lejos de esta tormenta, de corazones encabritados y espíritus penitentes. Guárdate de mi noche fúnebre, olvida tu sed, guarda tu luz inocente de la Dama Sombría.

XXVI

Puedo acercarme y mirarte a los ojos, Imaginar cómo se cierran si te robo un beso, como se crispan ante la travesura de un dedo índice sobre tus labios. Puedo escucharte, descifrando el sentido las palabras que te delatan en la pausa de tu respiración, en la media sonrisa, la mirada perdida. Puedo perderme en tus ojos de gato, y probar la cerveza imaginando tu sabor Y ansiosa mordiendo mis labios, ...ansiosa mordiendo tu lengua.

XXV

Soy la nada que me abunda en este mar de pensamientos y tormentas. No me ahogo, no quiero. No me salvo, no puedo. Soy la paz perdida en vendettas, la sangre que corre por las venas de la guerra, el perdón negado, la palabra dicha, el tiempo que no regresa. Soy violenta y soy volátil, la manzana del árbol ponzoñoso que no debe ser mordida. Soy mujer de mil lunas y una noche, eterna. Soy Fénix que vuela aún con el ala herida.

XXIV - Poema a medias

La parte de mí que se desvaneció en sonrisas deambula por el jardín de la nostalgia contemplando margaritas. Las dudas que han embestido mi alma vuelan como abejas ansiosas, regando esporas de incertidumbre en cada flor que crece libre, silvestre. Tengo miedo del futuro promisorio, el éxito se me revela como un fatalismo. Tengo lágrimas que nacen secas y gritos que se ahogan en un papel. Aún no me despido del Sol y las mañanas, pero ya los extraño. Aún transito la ciudad en medio de atardeceres. Estas letras no son las acostumbradas, las contundentes. Desconfío del suelo por el que transitan mis pasos, sólo quiero entregar mi vida a éste y otros atardeceres.

XXIII

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Lo que miro es el infinito  de mis ojos creando estrellas,  porque las que existen no me bastan,  porque el universo no me encierra. En lo que pienso es en los versos para los que aún no nace poeta,  porque las palabras existen en los labios y en las manos de quien las libera. Y en el viaje que no conozco,  en la canción que aún no toco,  la nada y el por siempre se acompañan en las condenas que dan espera. No intentes en vano descifrarme,  soy un fantasma, un espíritu viajero,  el reflejo que se esconde tras tus párpados cuando cierras los ojos y viene el sueño.

XXII - Identidades

Toda desesperanza tiene un nombre,  toda miseria tiene un nombre,  toda alegría tiene un nombre,  toda responsabilidad es anónima.

XX - De Madrugada

De madrugada vi la luz encendida toqué la puerta, abriste. Te saludé, hablamos de las hijas del trabajo de las obligaciones. Y evitamos los amores nos evitamos mutuamente. De madrugada me retiré de nuevo y tú cerraste la puerta y el tiempo siguió como si nada.

XIX

Tan cerca está el sueño de la muerte, tan paciente, tan calmo. Se cierran los párpados  viene lo desconocido. Duerme tranquila, duerme mariposa.

XVIII

Hoy tengo un montón de dudas y entre la maraña de pensamientos sin una invitación de por medio estas tú. Me pregunto qué será de tu vida, a dónde mirarán tus ojos, con qué sed beberá tu boca, a qué se dedicarán tus manos. ¿Qué pasaría si descubrieras mis letras y con ellas tu inmortalidad? ¿Qué sería de mí si, distraído, encontraras mis versos rebeldes? ¡Silencio, sigue siendo mi cómplice! ¡Casualidad, no me traiciones! Letras mías, me niego a clausurarlas, Suerte… toma tus propias decisiones.

XVII

Mientras duermes, te voy a contar un secreto y lo sabrás aunque no abras los ojos, aunque tus oídos anestesiados finjan que el sonido no existe, aunque sueñes con ciudades frías y lejanas o con otoños románticos de crujidos y hojas desbaratadas. Te voy contar un secreto y sólo tu alma intranquila me sabrá cerca, con la complicidad de los corazones encabritados que mueren jóvenes consumidos por sus ansias de vivir. Te voy a contar que te quiero con la singularidad de aquel poema de Neruda, con el sentimiento que trae consigo decir que lo hago secretamente, entre la sombra y el alma. Te quiero de esa forma en que ni soy ni eres, profanando versos de poetas de otras épocas y sintiéndome en una época única, en un mundo que sólo existe para los dos y al que accedo cada vez que me reflejo en tus ojos, en que tu mano me acompaña al caminar. Es tanto lo que un corazón lastimado guarda y tan poco lo que se atreve a contar… es tan complejo su latido aún sangrante...

XVI - Un Beso

Dame un beso que me dure hasta mañana, un beso que me devuelva la calma. En estas noches de oscuridad abrumadora, dame un beso amor mío, bésame el alma. Dame un beso que sea agua en los días de sed, mi escudo contra el frío en los días de lluvia. Regálame en tus labios un pedacito de tu vida el sabor de tu boca en cada lágrima que caiga. Te voy viendo en calma como en el cine, Tú: mi película más deseada, te descubro por escenas que se enfocan en tus ojos amor, tu misteriosa mirada, en tus líneas disparejas, tus manos que no tiemblan, los segmentos de tus hombros los dedos que se atraviesan. Te encuentro al cerrar mis ojos y el aroma de tu cuello hace presencia; te veo en los niños, amor, escucho tu voz, escucho tu inocencia. Dame un beso ahora, mi bien, toma mi mano, si quieres también bésala. Desliza tus dedos entre mis cabellos enredados pero dame un beso para que no me pierda. Abrázame con tus brazos como sogas, lazos que no asfixian sino que acomp...

XV - Céfiro viajero

Vete Viento ahora déjame con el recuerdo de las risas y las ironías. Juntos. Vete y vuelve pronto, amigo mío, mézclate con los ritmos y los aromas, tráeme esa nueva versión de ti, y diviértete con la nueva versión de mí. Vete Viento ¡Sopla con toda tu fuerza! mueve los molinos de la imaginación devuélvele al mundo la esperanza, que las rosas sean un acto de bendición. Con tu energía embriaga los corazones báñalos de nostalgia y alegría, deja que las aves vuelen curiosas, que los colibríes encuentren compañía, que las hadas se conviertan en musas y las libélulas jueguen entre las flores. Vete viento ahora, y disfruta de tu propia travesía. Y cuando el tiempo se haya cumplido, vuelve a la ciudad lluviosa, que el agua necesita de tu fuerza …y el Fénix vuela mejor en tu compañía.

XIV

Se para y me mira; como si yo no me diera cuenta... Cierra la puerta, se quita la camisa, el cuarto huele todo a usted y yo me siento complacida, satisfecha. Usted me mira y cree que no me doy cuenta... me tienta. Es que usted me produce ganas. Ganas de besarle pero no de comerle la boca, más bien de saborearle el alma. Entonces lo miro y usted sonríe, se escapa la sonrisa traviesa, nos metemos entre las cobijas, el panorama da vuelta. La luz se ha ido, dos locos se descubren a tientas. Manos, besos, caricias la razón se ha ido de fiesta.

XIII

No acostumbro despedirme porque siempre te puedo ver luego, porque ni aún con la muerte puedes haberte ido, porque no mueres con la muerte sino con el olvido, porque mis muertos viven y me acompañan, porque mis sueños viajan al mundo de los muertos. _________________________________ A un año de la partida de Colibrí

XII

¡Anda! Toma el camino juega con la luna y las estrellas ¡Sé un revolucionario! Aprende a mirar distinto, que la rosa, la roja sabe a deseo, dolor y melancolía, Que el perfume, el cítrico trae aire de lujuria, de pasiones y alegría, que la guitarra, la sensual tiene la garganta que desgarra que miente y que aclama, que el piano, el intelectual sabe seducir en notas cadenciosas y halagar en trinos misteriosos que recuerdan los gritos de aquellos que la cordura perdieron en los pantanos. ¡Anda! Toma el camino ¿A quién estás esperando? Mira de nuevo la rosa, la sangre tierna roja. ¡Sé un revolucionario! Aprende a mirar distinto.