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Mostrando entradas de marzo, 2012

Carta de la administración

Había pensando en llamar esta entrada “el visitante no deseado”, sin embargo esa afirmación sería una mentira. Cada lector que se acerca a este espacio hace parte de él, lo justifica, le da valor, lo hace crecer cada día. No puede expresarse una idea si no hay a quién llegue, no habría algo que decir si no hubiese nadie que lo escuchase o leyese. Así que llegué a la conclusión de que en definitiva, ese no era el título adecuado. Como ya lo dije anteriormente, el sentido de este blog es llegar a un público amplio, variado, por lo mismo, hoy quiero hablar de ese lector anónimo que se dedica a pasar por aquí solo para conocer sobre la vida de la autora. Hoy quiero escribir para ese anónimo que más allá de estar interesado en una opinión o una distracción literaria, busca bajo mis palabras claves sobre mi vida, quizá por morbo, quizá por rencor, quizá por celos, quizá por curiosidad, quizá porque simplemente yo le retiré el contacto con mi vida personal. Empezaré por aclarar que no todo

Diálogos con Azrael

La inconciencia le resultaba placentera. Unas píldoras para dormir vendrían bien, no muchas, no pocas, solo las suficientes para perder la conciencia. Cerró los ojos, poco a poco se fue yendo, el cuerpo se despedía del alma pero esta permanecía atada por un hilo de oro. -Llegas tarde -No sabía si debía venir -Eres tu la que me busca, no te entiendo. -No quiero ir contigo, solo conversar. La Muerte avanzó tiernamente hacia ella, con pasos ligeros, suaves, indetectables por el viento. Su apariencia de niña inocente contrastaba con su mirada de mujer centenaria; su rostro permanecía sereno y en su mano izquierda cargaba una vela que alumbraba sus pasos. La siguió sin temor, tranquila, consciente de haber sido ella quien le había llamado. -¿Vale la pena correr el riesgo de llamarme? -No lo sé. -Verás, debes saber que una vez me llamas yo decido si te llevo conmigo o si te dejo regresar. Sintió un vacío en su estómago y una punzada en el pecho. No había tenido en cuenta aquel det

Revelación

Imagen
Estaba sentada en las escaleras, con la mirada perdida en algún pensamiento que su mente fabricaba en ese instante, la espalda ligeramente inclinada hacia adelante, el cabello suelto -tan rebelde como siempre le dio la gana de ser-, las manos estilizadas y delgadas eran las mismas, en la izquierda permanecía intacto su cigarrillo, siempre desgastándose, siempre llegando a los tres cuartos, nunca consumido totalmente. Sin retirar la mirada, llevó su mano a la boca y aspiró una bocanada profundamente, apretó los labios y luego, abriendo despacio y débilmente su boca, dejó que algo de humo se escapara suavemente. Aún no se percataba de mi presencia, eso era claro. Decidí esperar, quedarme un momento al costado. Esta era una de esas oportunidades que no se pueden desperdiciar.  Mientras tanto, ella revisó su reloj con curiosidad, movió la cabeza de un lado a otro en señal de desaprobación, nunca le gustó esperar; después, con su pulgar dio un par de golpes al filtro de