Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Fenix

XXV

Soy la nada que me abunda en este mar de pensamientos y tormentas. No me ahogo, no quiero. No me salvo, no puedo. Soy la paz perdida en vendettas, la sangre que corre por las venas de la guerra, el perdón negado, la palabra dicha, el tiempo que no regresa. Soy violenta y soy volátil, la manzana del árbol ponzoñoso que no debe ser mordida. Soy mujer de mil lunas y una noche, eterna. Soy Fénix que vuela aún con el ala herida.

Viviendo con el TAB

Antes de continuar con la narración, quiero aprovechar para agradecer a las personas que se han interesado por esta iniciativa. A quienes me han leído, me han hecho preguntas y me han apoyado para que siga pues lo consideran un buen ejercicio. Mil gracias. Respondiendo a la pregunta que me hizo un Anónimo no siento que me exponga demasiado, pues aquello con lo que no me siento cómoda prefiero guardármelo o escribirlo con cuidado para que quien lea entienda que es un asunto “difícil”. Había dejado el relato en la aceptación del trastorno y el encuentro con la medicación. Ninguno de los dos resulta fácil. Existe un miedo inmenso a ser diagnosticado con una enfermedad mental, creo que este miedo proviene del estigma que la sociedad ha generado al respecto. Esto dificulta las cosas, no sólo para quien tiene el diagnóstico sino para su familia y amigos, pues aparecen sentimientos de culpa, preguntas acerca de qué se ha hecho mal, vergüenza y negación, siendo esta la más nociva....

Bipolar

Será esta la primera vez en la que hable sobre este tema, el trastorno con el que convivo tal vez desde que nací y que algunos días me hace la vida de cuadritos, otros me llena de esperanza con un futuro prometedor y otros me deja vivir como si nada y como si todo. Las sospechas sobre el trastorno afectivo bipolar (TAB) empezaron en la adolescencia, cuando los cambios propios de todas las adolescentes, en mí se manifestaron de una forma más fuerte, el diagnóstico llegó tiempo después, antes de los 17. Empezó la medicación, la terapia, pero no hubo charlas, nadie me explicó de qué se trataba, mis padres tampoco lo sabían, el médico psiquiatra se dedicaba a recetar cada vez más y más medicamento, las dosis aumentaban, el cuerpo lo rechazaba, el galeno no me escuchaba, pensaba que sólo me resistía, vinieron los vómitos, los problemas estomacales, los dolores, el fastidio, el temor, la ansiedad, la rabia, las dudas ¿Y si no lo tengo? ¿Y si me estoy envenenando con medicamentos?...

XV - Céfiro viajero

Vete Viento ahora déjame con el recuerdo de las risas y las ironías. Juntos. Vete y vuelve pronto, amigo mío, mézclate con los ritmos y los aromas, tráeme esa nueva versión de ti, y diviértete con la nueva versión de mí. Vete Viento ¡Sopla con toda tu fuerza! mueve los molinos de la imaginación devuélvele al mundo la esperanza, que las rosas sean un acto de bendición. Con tu energía embriaga los corazones báñalos de nostalgia y alegría, deja que las aves vuelen curiosas, que los colibríes encuentren compañía, que las hadas se conviertan en musas y las libélulas jueguen entre las flores. Vete viento ahora, y disfruta de tu propia travesía. Y cuando el tiempo se haya cumplido, vuelve a la ciudad lluviosa, que el agua necesita de tu fuerza …y el Fénix vuela mejor en tu compañía.

Víspera

Imagen
Dolorida y agobiada,  con las llamas cada vez más débiles  y sabiendo próximo el final de esta vida,  el ave Fénix se retorcía en dolores  buscando  el camino de regreso al nido.  ¿A dónde irán tus alas cuando el cielo ya no sea suficiente? La vida y la muerte, tan cercanas en este tiempo, conjuraban sentencias que sólo serían develadas con el tránsito de los días -y de las almas. Los muertos se revolvían en los recuerdos, en los corazones, en el viento. Los muertos estaban vivos aunque muchos no querían saberlo. Los muertos estaban de visita, venían a contemplar la renacencia. Los vivos estaban anestesiados, muertos, ellos sí, en sus vidas, olvidados de si mismos y del mundo. Incapaces de leer las señales, las piedras heladas que el cielo lanzaba en medio de rayos del Sol incandescente; sólo podían vagar -ora no vivir- en este mundo de verdades develadas y ciegos hechos no de naturaleza sino por elección. Las nubes se cer...

Desnuda

Escribí, leí, no me gustó, borré. Escribí, borré. Escribí, leí; lo dejé de lado, lo retomé, lo envié al carajo, lo maldije, borré. Escribí de nuevo, puse una canción, me supo a vino ¿Me supo a vino? Huele a gas propano ¿Huele? Moriremos, ahora sí puedo escribir. Tuve un amor, tuve muchos. Me cansé un día de la vida, hice algo al respecto. No funcionó, lo sabíamos, tal vez no lo hice bien, tal vez en realidad no lo quería. ¿Amar o vivir-morir? Las dos o tal vez ninguna. De nuevo lo leo, lo entiendo, fue una cuestión de tercios, por eso no se dio: no me gustan los números impares, no me gustan tampoco los primos pero me gustan los números y los extraño, entonces voy a hacer cuentas. Años, dinero, cuentos, amistades, fechas, sumas, restas, mis divisiones,  tus multiplicaciones. Me duele el pecho y no es el corazón. Leí de nuevo, resulta que no es al corazón al que le duele sino al cerebro ¡Y el muy puto nos estuvo engañando todo este tiempo! Así que ...

Tres: Palabras, Domingos y Casualidades

Sucedió un domingo, uno de esos días que generan toda clase de sentimientos y opiniones encontradas. Ese día, el que algunos odian y otros aman, en el que por tradición, en este país, se va a misa y se cree firmemente que fue el elegido por Dios para descansar. Si, fue un domingo, el día de los niños para jugar y de los adultos para hacer asados, al menos así era en mi época. Y es que del domingo se dice de todo. Algunos consideran que es el peor día de la semana, el del tedio, el aburrimiento; para otros es el descanso perfecto, el día que está permitido incluso no bañarse sin que haya reproche alguno. Pero hay quienes piensan que el domingo tiene en su aire un vicio de depresión, no en vano es el día en que mas suicidios se producen. Fue así, un suicidio de las palabras. Su desesperación por no ser pronunciadas les agotó la paciencia y decidieron apartarse para siempre de mi boca, fue una muerte en cadena, un deceso colectivo. Pero ellas ignoraban que su esencia, asimilab...

Alegría

Imagen
Esta entrada DEBE ser leída escuchando esta canción Tengo la costumbre de dormir entre canciones, generalmente instrumentales, para experimentar su efecto en mis sueños. Es una experiencia realmente placentera e interesante; hasta el momento nunca he tenido una pesadilla y si muchos sueños que se acercan a las alucinaciones más sorprendentes. Alguien me decía que la música era mi propia forma de drogarme, quizá tenga razón: me volví adicta a las sensaciones producidas por la magia de una melodía. Pero es una adicción que no quiero superar, es más, la recomiendo, así como aconsejo gritar, sentir, ¡vivir!; Y una canción que haga reír y llorar, que apriete el corazón y la piel se quede corta para retener el alma… y cuando se sienta que la emoción hará abandonar el mundo, entonces es tiempo de volver a la vida y continuar drogándose con música las veces que se quiera.  Si, estas son mis recomendaciones para el mundo, cuando ataquen esos terribles im...

Alma

Imagen
Soy un fantasma,  un espíritu viajero.  Quizá la imagen perdida  de un recuerdo,  el destello que se esconde  tras tus párpados  cuando  cierras tus ojos  y  llega el sueño... _______________________________________ Fotografía realizada por Carlos Narvaez En compañía de Juan Pablo Patiño

Teoría de Conjuntos

Imagen
Cada cuerpo tiene su armonía y  su desarmonía. En algunos casos  la suma de armonías puede ser casi empalagosa. En otros el conjunto  de desarmonías produce algo mejor que la belleza Mario Benedetti _________________________________________________ Fotografía realizada por: Melisa Rincón Es a ella a quien dedico esta entrada.

Encrucijada

Imagen
Últimamente me pregunto si será bueno mantener este espacio o si sería mejor cerrarlo. No lo tome a mal, Señor Lector, no es ingratitud ni que ya no haya “algo que decir”, por el contrario es mucho lo que tengo que expresar, lo que sucede es que empiezo a extrañar la libertad que proporciona el anonimato y para qué le miento, a veces me cohíbo mucho. Y es que las veces que no me he cohibido, ¡Ay! Señor Lector ¡Si yo le contara! Las veces que no lo he hecho he recibido ataques, insultos, reclamos y así no se puede, eso desgasta y hiere… y yo sí que conozco de lo último. Bueno, aunque sí, usted tiene razón, Señor Lector, puede ser un acto ingrato con usted que amablemente se pasa por acá y me saluda de vez en cuando, pero hombre ¡Le digo que estoy confundida! ¡Aún no es algo definitivo! No se me ponga sentimental, Señor Lector, que solo lo estoy pensando.  ¿Y si un día lo aburro? Señor Lector, ¿Si un día usted ya no viene más?, es que entiéndame, ya no sería anonimato sino o...

Escribir

Imagen
Esto va a sonar raro y quizás a nadie más le importe, pero a mi me gusta verte escribir... I -Escribe Fénix, ¡escribe!- me decía ella mientras, a través de una fría pantalla, intentaba encontrar una forma de hacerme sonreír. -Es que me va a salir feo, Dino- le respondía a cada rato, tratando de explicarle que a pesar de la existencia de un motivo, me daba pena escribir siempre en mis bajos estados de ánimo porque paradójicamente es cuando siento que todo fluye. -No importa, tu eres toda inspirada- repetía ella y la idea empezó a retumbar en mi cabeza, así que abrí un documento nuevo y los dedos empezaron a digitar casi que por sí solos.  II -Está muy bueno, te luciste- dijo Huggin cuando lo leyó y yo me sentía algo avergonzada porque era algo corto, simple, sacado del dolor y de la ira y no comprendía como carajos a alguien le podía parecer “bueno” (sí, bueno, sin el “muy”).  III Hoy me desperté  sintiéndome diferente. Cuando comprendí que había dejado de soñ...

El Día Que Un Águila Se Enamoró Del Fénix

Iba volando sola y tranquila, acostumbrada a todo, a su lucha, a su trabajo, a las lágrimas que provocaba sin sentir dolor alguno, a los reproches de unos por llevarse el alma de quienes amaban y a la admiración de otros por su fuerza y su belleza. Estaba en la mitad de su vida, donde se sentía libre de su muerte y su renacencia, donde el vuelo se hacía ligero y el olor a sándalo apenas podía percibirse en el ambiente. El cielo estaba abierto y su padre la saludaba con tiernos rayos que iban indicando su camino y se sumaban al calor de sus alas rojas y naranjas. Decidió no volver al nido, sino dar un paseo por un bosque al que hacía algunas noches había ido por el alma de un pequeño niño que, contrario a quienes han perdido la inocencia, sonrió al verla y jugó con sus plumas que ardían pero ya no podían hacerle daño. Recordó la pequeña conversación que sostuvo con él: -¿A dónde vamos?- Preguntó el niño. -Al lugar que tu quieras- respondió ella. -Pero yo me quiero quedar aquí, en el bos...

Advenimiento

-¿Estás dispuesto a soportar el dolor que provocará tus lágrimas las cuales serán capaces de curar dolores ajenos, de borrar culpas de muchas conciencias, de devolver la calma a aquel solitario que la haya perdido?- Entonces, con una sonrisa dibujándose en su rostro, respondió: -Este fuego que lastima es el mismo que purifica. Y yo, que de fuego estoy hecho, que ardo en mi despertar, que enciendo mi lecho cubierto de sándalo, no he de escapar a mi destino- Y fue en ese momento cuando el Fénix, puro y tranquilo abrió sus alas para abandonar su nido y entregarse al mundo tal cual estaba hecho, sabiendo que su agonía sería inminente, sabiendo que su abrazo terminaría por quemar la piel de quien se acercarse, sabiendo que la soledad sería su castigo y su recompensa.

De mí

Háblame al oído y cuéntame  las historias que de mi te han traído. Descarga tus sentimientos en cada palabra  y sueña entre tus recuerdos con tu propio paraíso. Inventa para mí una nueva historia cada noche,  envuelta en tus silencios  y bañada con cada uno de tus “te quiero”. No permitas que me pierda entre mis pesadillas,  pero deja a las princesas para luego,  que la fantasía me engaña  y trae dolor cuando termina el cuento. No quiero ser yo un hada alada,  ni la ninfa de los mil misterios, Seré solo la dulce brisa  que roce tus labios en el invierno, La hoja caída de un árbol frondoso  cuando el otoño se esté yendo, Y el Fénix majestuoso que en primavera  vuelva a alzar el vuelo