Tres: Palabras, Domingos y Casualidades



Sucedió un domingo, uno de esos días que generan toda clase de sentimientos y opiniones encontradas. Ese día, el que algunos odian y otros aman, en el que por tradición, en este país, se va a misa y se cree firmemente que fue el elegido por Dios para descansar. Si, fue un domingo, el día de los niños para jugar y de los adultos para hacer asados, al menos así era en mi época.

Y es que del domingo se dice de todo. Algunos consideran que es el peor día de la semana, el del tedio, el aburrimiento; para otros es el descanso perfecto, el día que está permitido incluso no bañarse sin que haya reproche alguno. Pero hay quienes piensan que el domingo tiene en su aire un vicio de depresión, no en vano es el día en que mas suicidios se producen.

Fue así, un suicidio de las palabras. Su desesperación por no ser pronunciadas les agotó la paciencia y decidieron apartarse para siempre de mi boca, fue una muerte en cadena, un deceso colectivo. Pero ellas ignoraban que su esencia, asimilable al alma de su dueña, se negaría a extinguirse y buscaría la forma de vivir de alguna manera. Entonces se produjo el milagro.

Las palabras, que ignoraban la magia que podían llegar a producir, renunciaron para siempre a los labios, sin embargo, viajaron al alma que decidió materializarlas, valerse de ellas para contar sus más pequeñas travesuras y sus más grandes miedos. El alma tenía algo que decir y no iba a sucumbir ante la terca voluntad de una mujer que se negaba a arriesgarse; dio órdenes a las manos, los dedos despertaron de una larga espera y las palabras vieron la luz a través de un papel.

Así fue como nació este proyecto, un domingo, palabra de la cual se dice, casualmente, fue el día que vio nacer a Gabriel García Márquez y morir a Edgar Allan Poe, ser protagonista del homenaje que Borges le hizo a un hombre, al que también llamaban Faustino y dicen que se apellidaba Sarmiento; un día que me vio leer a Cerruto y enredarme en su Círculo. Un domingo debía ser.

Ya son tres años, y estas palabras, que en realidad nunca murieron, están inspiradas en los cuentos de aquellos personajes cuyas casualidades he buscado porque me niego a creer que todo esto sea un producto del destino sino más bien un accidente que terminó por quitarme el último ápice de cordura que en aquel entonces conservaba.

Y de Kundera no digo nada, solo que, casualmente, acaba de venir a mi mente.


Fénix

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Mira que cosas tan buenas pasan los domingos Adri, a mi cada vez me gustan más ! :D
Anónimo ha dicho que…
Pronto llegará el renacer del fénix...

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