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Mostrando entradas de febrero, 2015

XX - De Madrugada

De madrugada vi la luz encendida toqué la puerta, abriste. Te saludé, hablamos de las hijas del trabajo de las obligaciones. Y evitamos los amores nos evitamos mutuamente. De madrugada me retiré de nuevo y tú cerraste la puerta y el tiempo siguió como si nada.

Viviendo con el TAB

Antes de continuar con la narración, quiero aprovechar para agradecer a las personas que se han interesado por esta iniciativa. A quienes me han leído, me han hecho preguntas y me han apoyado para que siga pues lo consideran un buen ejercicio. Mil gracias. Respondiendo a la pregunta que me hizo un Anónimo no siento que me exponga demasiado, pues aquello con lo que no me siento cómoda prefiero guardármelo o escribirlo con cuidado para que quien lea entienda que es un asunto “difícil”. Había dejado el relato en la aceptación del trastorno y el encuentro con la medicación. Ninguno de los dos resulta fácil. Existe un miedo inmenso a ser diagnosticado con una enfermedad mental, creo que este miedo proviene del estigma que la sociedad ha generado al respecto. Esto dificulta las cosas, no sólo para quien tiene el diagnóstico sino para su familia y amigos, pues aparecen sentimientos de culpa, preguntas acerca de qué se ha hecho mal, vergüenza y negación, siendo esta la más nociva. 

Bipolar

Será esta la primera vez en la que hable sobre este tema, el trastorno con el que convivo tal vez desde que nací y que algunos días me hace la vida de cuadritos, otros me llena de esperanza con un futuro prometedor y otros me deja vivir como si nada y como si todo. Las sospechas sobre el trastorno afectivo bipolar (TAB) empezaron en la adolescencia, cuando los cambios propios de todas las adolescentes, en mí se manifestaron de una forma más fuerte, el diagnóstico llegó tiempo después, antes de los 17. Empezó la medicación, la terapia, pero no hubo charlas, nadie me explicó de qué se trataba, mis padres tampoco lo sabían, el médico psiquiatra se dedicaba a recetar cada vez más y más medicamento, las dosis aumentaban, el cuerpo lo rechazaba, el galeno no me escuchaba, pensaba que sólo me resistía, vinieron los vómitos, los problemas estomacales, los dolores, el fastidio, el temor, la ansiedad, la rabia, las dudas ¿Y si no lo tengo? ¿Y si me estoy envenenando con medicamentos?