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XXXII - La Grieta

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  Una grieta se abrió en la playa, frente al mar. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Lágrimas de felicidad y de esperanza acompañaban al presente que ofrecía. Con las manos juntas reunió sus sueños, con las manos juntas quiso recoger y beber y las manos juntas regresaron vacías al pecho. Una grieta se abrió en la playa, en el mar. Preguntó qué hacer con las manos vacías el mar respondió con un crujido que aterraba y los labios resecos ardieron con el salitre. Viajaste buscando lo que la ciudad te negaba, pero no es calma lo que he de concederte, fuerza es lo que demandará tu futuro. Una grieta se abrió frente a la playa, en el mar. Comprendió que su ofrenda rechazada era el augurio de la providencia, el futuro no había sido negado, pero no sería compartido. Fuerza necesitaba para recoger sus pasos. Fuerza necesitaba para andar su propio camino. La fuerza era necesaria para sobrevivir a la grieta. Una grieta se hizo más profunda recordando a la playa, en la ciudad.

Carta a Colibrí

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A los tres años del último vuelo del Colibrí Mi madre me dijo de la misa el viernes, aunque yo la esperaba desde el inicio de junio. Sigo yendo sagradamente, aunque sabes que no soy de iglesias, de curas, ni de religiones; que mi relación con Dios es sin intermediarios, a pesar de todas las veces que dije que creía en el Diablo cuando me reprochabas por atea… y nos reíamos por traviesa, por contestona, por rebelde, porque no me creías que adorara a Satán, porque yo sabía que no me creías, porque me dabas golpecitos de mentiras y me llamabas “so porquería”, porque siempre veías lo mejor en mí, aun cuando a mí se me olvidaba. Así que a la misa voy por ti, porque así querías ser recordada, pero también te recuerdo en medio de todas mis risas, de mis alegrías, de los regalos que me ha dado la vida, pues tú fuiste uno de los primeros, mi adorada Colibrí y sé que en cada alegría que disfruto tu mano se haya escondida, sólo lo sé. ¿Sabes? Hace unos días dejé la formalidad y m...

La Vengadora

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I. Antecedentes Desde el momento en que lo supe no pude dejar de pensar en ello, dos semanas habían transcurrido y yo no olvidaba que aquel miércoles sería mi cita con el doctor muelitas. Mamá tuvo que escuchar muchas excusas: “mami no hay agenda”, “mami no tengo tiempo”, “mami yo me cepillo tres veces al día, con eso ya es suficiente”; así que papá tuvo que intervenir “bueno hija ¿Cuándo vas a ir a revisarte los dientes?” y entonces al día siguiente ya tenía yo la cita. No puedo negarlo, le tengo pánico al doctor muelitas. Mis experiencias no han sido las mejores, no soporto los olores del consultorio, el ruido del cepillo, la succión del pato, como se destiemplan mis dientes con esos aparatos y mi enemigo más temido: el flúor. Soñé (o tuve pesadillas) con ese momento durante dos semanas, tenía miedo de vomitar –como ya me pasó una vez- en el consultorio, nunca había tenido una caries ¿Y si esta era mi primera vez? ¿Tendría que someterme a la temida fresa? ...

Buen Viento y Buena Mar

Estaba desesperada buscando ese documento. Había revisado en carpetas, libros, maletines, bolsas, arrumes de papel que siempre prometía que iba a limpiar y a donde cada día llegaba uno más. ¿Dónde carajos lo pude haber metido? Se preguntaba una y otra vez sin encontrar una respuesta. Abrió por tercera vez el cajón donde guardaba escritos personales, algunos regalos y, en general, recuerdos materializados en papel; era casi imposible que lo hubiese guardado allí pero prefería revisar, algo le decía que debía buscar en ese lugar y ella estaba acostumbrada a que sus impulsos o presentimientos siempre la llevaban por el mejor camino, aun cuando este fuese inesperado. Y esta vez no hubo excepción. Encontró una hoja arrugada, doblada por la mitad, manchada de café, conservando ese olor; aquello le llamó la atención y procedió a abrirla. Era su letra pero no la de siempre: inclinada un poco a la derecha, más alargada que redonda, era la letra que usaba cuando algo le parecía importan...

La Granja Parte I: La Gatita

Es difícil explicar cómo empezó todo, estoy segura de que cada una tiene su propia versión de la historia, así aquí está la mía:  Era un día de colegio complicado para mí. Había ingresado a mitad de año al colegio del cual me gradué, me había costado adaptarme y además nunca he sido una persona fácil. Encajar en mi curso fue difícil, durante el año en el que ingresé no lo pude hacer, sin embargo, al año siguiente la cosa fue mejorando y cuando por fin encontré un grupo y gente con la cual me sentía a gusto, entonces mis queridos profesores decidieron que lo mejor era trasladarme de salón, el típico traslado del curso “A” al curso “B”.  De este modo yo volvía a tener esa horrible sensación de ser la extraña, la diferente, la que no encajaba. Con el tiempo aprendí a hacer de eso un punto a mi favor pero en aquella época aún no lo había descubierto así que me sentía mal de cualquier manera. Mi frustración se transformó en una mala cara constante y en un humor terrible....

Colibrí

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Tu amor bendice y es irracional, es convicción mi redención. En lo oscuro de la noche siempre estás... La desesperación tenía que llegar en algún momento y tenía que estallarme todo el sentimiento que tengo aquí dentro. Tengo miles de ideas en mi cabeza y no sé como acomodarlas para que salgan de una manera coherente; empresa absurda la que me he propuesto cuando lo que hay dentro es un mar de sentimientos, de preguntas, de recuerdos, naufragando en un vacío que me produce un dolor indescriptible, que jamás había sentido. Recuerdo cuando me preguntaban cuál era mi peor miedo. Solía responder cosas como “los espacios cerrados” o “la oscuridad”, en realidad no entendía la potencia de lo que se puede llamar miedo. El miedo es esa respuesta que por instinto tenemos ante algo que sabemos que puede poner en riesgo nuestra vida o que puede causar un dolor tal, que nos sintamos sin fuerza para reponernos. Y yo no tuve miedo, quizá ese fue mi error. Te infundí ...

Desconocido

Toc Toc Toc Llamó a la puerta con golpes débiles, luego vinieron otros más decididos. Por fin alguien abrió. -Hola -¿Quien es usted? -¿Me olvidaste? -La verdad es que no lo conozco. Era así. Ella jamás lo olvidó porque en realidad nunca lo recordó. No se puede recordar a quien no se conoce. Y La puerta se cerró. 

Soñando despierto

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Estuve soñando que ya tu habías vuelto que me perdonabas ¡Que dulce momento! pero al despertarme vi que no era cierto que estaba soñando, soñando despierto... H.L. No es justo que la mente nos juegue malas pasadas o quizá solo deba decir que mí mente me las juegue a mi, porque dudo que a otro le pase lo mismo o más exactamente, dudo que te suceda a ti. No sé que hago escribiendo y pensando sobre lo mismo… no sé que hago recordando en mis sueños tus palabras, las ilusiones, el futuro que en el pasado creí que tenía, no sé por qué mis sueños son repeticiones demasiado reales de tus besos, de tus caricias, de la forma en que solíamos ser uno.  Tal vez esté mal que yo escriba esto, tal vez mis sueños solo son una manifestación de un serio problema cuya única conclusión sea que he perdido por completo la cabeza y tu recuerdo dejó de ser amor y se me convirtió en una absurda obsesión.  O tal vez mis sueños –a falta de una realidad en la que te encuentres tu-, son el único me...

Así de simple

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Que llore no significa que me importe, y que siga teniendo tu número no quiere decir que piense llamarte. Que mire hacia atras de vez en cuando, no quiere decir que me importe mi pasado, y que me duela que te duela, no quiere decir que sienta por ti. Que te diga que te he olvidado, no significa que sea verdad. Que me ria cuando le regalas tu boca a cualquier niña tonta, no significa que me haga gracia. No, no me la hace. No me hace; ni puta gracia.

Entre la Fantasía y la Realidad

Te enseñaron a creer en un mundo y un ideal de vida completamente diferente al actual y real. Te dijeron que las niñas deben ser femeninas, usar falda, jugar con muñecas, te dijeron que te debes ver bien y bonita y que así serías feliz. Te contaron cuentos donde las princesas frágiles y delicadas aguardaban pacientes la llegada del príncipe con el cual jamás volverían a sentirse solas, tristes, preocupadas, sino que tu vida sería totalmente perfecta, alejada de los problemas, las discusiones, las malvadas brujas, los dragones. Y del amor… tanto que te dijeron del amor. Te contaron que era una sensación única con la cual te sentirías realizada, que probablemente sufrirías y derramarías algunas lágrimas pero que con la llegada de ese ser especial a quién le entregarías tu corazón, todo cambiaría. Los problemas se harían más llevaderos porque ahora se cargarían entre dos, las risas abundarían, la sensación de plenitud y de bienestar sería la constante en tu vida diaria, ya jamás te sentir...

Retrato

Quise encontrar la canción perfecta para recordar este momento, lo quiero guardar como el gran tesoro que es, pero no encontré ninguna que lo describiera y una cascada de palabras y pensamientos se abalanzan sobre mi. Quiero recordar tus lágrimas y las mías, tan sinceras como profundas. Quiero recordar el sonido hermoso de tu alegría, la dulce sensación de tenerte cerca, de recibir una caricia sublime bañada de ternura. Quiero recordar que recordamos los viejos tiempos, que vimos el carrito y las herramientas ahí regadas. Quiero recordar por siempre que te sientes orgullosa y no me importa que en los días difíciles digas lo contrario... ¡Porque hoy lo sé! Quiero saborear esta alegría, esta emoción de una madrugada siendo tu imagen la que me lleve a mis sueños, sintiendo lo que deseé toda la vida, agradeciéndote por tu regalo, por nuestro regalo... Quiero reír en paz por haber reído contigo y recordar que no sabía cómo ni qué escribir pero que lo hice dejando aquí mi alma, recordando qu...

Contando un Cuento

A mí siempre me ha gustado escuchar buenos cuentos y hasta intenté un día escribir y narrar uno. Fue algo arriesgado de mi parte, era muy niña y aun no entendía bien eso de modular la voz, mover las manos, ganar la atención del público… pero tenía una historia, una muy buena historia para una niña de 10 años que se las quiere dar de narradora oral. Era la primera vez que me arriesgaba sola a algo que me gustaba y me presenté para un festival donde se iban a hacer muestras de todo tipo (culturales, gastronómicas, etc.). Tenía miedo porque para ese festival nadie se presentaba solo pero yo era consciente de que no tenía amigos y me había acostumbrado a esa soledad, así que recordé un viejo sueño que me había atormentado en algún momento, lo reviví y me enfrenté a él: me imaginé una macabra escena con un asesino fantasma y una mujer degollada, un espejo desmoronándose, una casa tan blanca que producía náuseas, unas paredes que escupían el color y un piano encantadoramente diabólico. ...