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XIV

Se para y me mira; como si yo no me diera cuenta... Cierra la puerta, se quita la camisa, el cuarto huele todo a usted y yo me siento complacida, satisfecha. Usted me mira y cree que no me doy cuenta... me tienta. Es que usted me produce ganas. Ganas de besarle pero no de comerle la boca, más bien de saborearle el alma. Entonces lo miro y usted sonríe, se escapa la sonrisa traviesa, nos metemos entre las cobijas, el panorama da vuelta. La luz se ha ido, dos locos se descubren a tientas. Manos, besos, caricias la razón se ha ido de fiesta.

Buen Viento y Buena Mar

Estaba desesperada buscando ese documento. Había revisado en carpetas, libros, maletines, bolsas, arrumes de papel que siempre prometía que iba a limpiar y a donde cada día llegaba uno más. ¿Dónde carajos lo pude haber metido? Se preguntaba una y otra vez sin encontrar una respuesta. Abrió por tercera vez el cajón donde guardaba escritos personales, algunos regalos y, en general, recuerdos materializados en papel; era casi imposible que lo hubiese guardado allí pero prefería revisar, algo le decía que debía buscar en ese lugar y ella estaba acostumbrada a que sus impulsos o presentimientos siempre la llevaban por el mejor camino, aun cuando este fuese inesperado. Y esta vez no hubo excepción. Encontró una hoja arrugada, doblada por la mitad, manchada de café, conservando ese olor; aquello le llamó la atención y procedió a abrirla. Era su letra pero no la de siempre: inclinada un poco a la derecha, más alargada que redonda, era la letra que usaba cuando algo le parecía importan...

Colibrí

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Tu amor bendice y es irracional, es convicción mi redención. En lo oscuro de la noche siempre estás... La desesperación tenía que llegar en algún momento y tenía que estallarme todo el sentimiento que tengo aquí dentro. Tengo miles de ideas en mi cabeza y no sé como acomodarlas para que salgan de una manera coherente; empresa absurda la que me he propuesto cuando lo que hay dentro es un mar de sentimientos, de preguntas, de recuerdos, naufragando en un vacío que me produce un dolor indescriptible, que jamás había sentido. Recuerdo cuando me preguntaban cuál era mi peor miedo. Solía responder cosas como “los espacios cerrados” o “la oscuridad”, en realidad no entendía la potencia de lo que se puede llamar miedo. El miedo es esa respuesta que por instinto tenemos ante algo que sabemos que puede poner en riesgo nuestra vida o que puede causar un dolor tal, que nos sintamos sin fuerza para reponernos. Y yo no tuve miedo, quizá ese fue mi error. Te infundí ...

La Guerra

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Quizá por influencia del morbo, de la curiosidad; quizá por acción de la voluntad, del orgullo o del placer; quizá por todos o por ninguno, decidí mirarlo y guardar esa imagen para siempre. Tirado sobre la cama, una que era nuestra sólo por nuestro momento y que desaparecería de nuestras vidas como desaparecen las rosas que se dejan en la tumba que jamás se volverá a visitar; las extremidades descansaban mientras el pecho bombeaba fogosamente, intentando recuperar el aire, aferrándose por vivir, como si de repente la muerte hubiera intentado arrebatarle la vida, un pedazo de vida que se había perdido, que quizá se había quedado atrapado entre mis piernas.  Las pupilas dilatadas de un par de ojos que no buscaban los míos, que habían dejado escapar el alma que vagaba por ahí; miraban sin mirar el techo y yo me preguntaba qué pensamiento se atravesaba por su mente o si tal vez en su mente no había nada, si ese último gemido era lo último que el cerebro había sido capaz...

Diálogos con Azrael

La inconciencia le resultaba placentera. Unas píldoras para dormir vendrían bien, no muchas, no pocas, solo las suficientes para perder la conciencia. Cerró los ojos, poco a poco se fue yendo, el cuerpo se despedía del alma pero esta permanecía atada por un hilo de oro. -Llegas tarde -No sabía si debía venir -Eres tu la que me busca, no te entiendo. -No quiero ir contigo, solo conversar. La Muerte avanzó tiernamente hacia ella, con pasos ligeros, suaves, indetectables por el viento. Su apariencia de niña inocente contrastaba con su mirada de mujer centenaria; su rostro permanecía sereno y en su mano izquierda cargaba una vela que alumbraba sus pasos. La siguió sin temor, tranquila, consciente de haber sido ella quien le había llamado. -¿Vale la pena correr el riesgo de llamarme? -No lo sé. -Verás, debes saber que una vez me llamas yo decido si te llevo conmigo o si te dejo regresar. Sintió un vacío en su estómago y una punzada en el pecho. No había tenido en cuenta aquel det...

Revelación

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Estaba sentada en las escaleras, con la mirada perdida en algún pensamiento que su mente fabricaba en ese instante, la espalda ligeramente inclinada hacia adelante, el cabello suelto -tan rebelde como siempre le dio la gana de ser-, las manos estilizadas y delgadas eran las mismas, en la izquierda permanecía intacto su cigarrillo, siempre desgastándose, siempre llegando a los tres cuartos, nunca consumido totalmente. Sin retirar la mirada, llevó su mano a la boca y aspiró una bocanada profundamente, apretó los labios y luego, abriendo despacio y débilmente su boca, dejó que algo de humo se escapara suavemente. Aún no se percataba de mi presencia, eso era claro. Decidí esperar, quedarme un momento al costado. Esta era una de esas oportunidades que no se pueden desperdiciar.  Mientras tanto, ella revisó su reloj con curiosidad, movió la cabeza de un lado a otro en señal de desaprobación, nunca le gustó esperar; después, con su pulgar dio un par de golpes al filtr...

Desconocido

Toc Toc Toc Llamó a la puerta con golpes débiles, luego vinieron otros más decididos. Por fin alguien abrió. -Hola -¿Quien es usted? -¿Me olvidaste? -La verdad es que no lo conozco. Era así. Ella jamás lo olvidó porque en realidad nunca lo recordó. No se puede recordar a quien no se conoce. Y La puerta se cerró. 

Alma

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Soy un fantasma,  un espíritu viajero.  Quizá la imagen perdida  de un recuerdo,  el destello que se esconde  tras tus párpados  cuando  cierras tus ojos  y  llega el sueño... _______________________________________ Fotografía realizada por Carlos Narvaez En compañía de Juan Pablo Patiño