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Mostrando las entradas etiquetadas como reflexiones en la ducha

Más ansiedad que persona

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Hablemos un poco sobre lo que es vivir con ansiedad y tener que comportarse como cualquier persona más. La primera batalla ocurre al despertar. Los pensamientos se agolpan y las decisiones más simples se convierten en un martirio ¿Qué hago primero, me baño o tiendo la cama? ¿Y si mejor desayuno y después me baño? Y la disertación toma lo suficiente como para que al cabo de media hora sientas que el día arrancó mal porque ya estás hecho un ser totalmente improductivo, de esos que pierden el tiempo decidiendo tonterías. Ahora vayamos a las reuniones sociales ¿Saben lo que es no querer salir de casa pero obligarse a hacerlo en el afán de no quedar mal, de no ser la amiga incumplida o de cumplir con las obligaciones laborales? Y eso ocurre en los mejores días, en los peores la pelea se pierde y una se siente vaga, desconsiderada, irresponsable, impotente e infeliz, rota o al menos defectuosa, con una cabeza que no deja de murmurar la pregunta ¿Por qué no puedo ser como la gente ...

Veinticinco

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Exposición "Miró: Pintor, Poeta" El tiempo, que ha sido definido a través de los años por científicos y relativizado sin pudor por narradores y poetas, resulta tan temible como encantador en la vida propia. Se sabe del tiempo como medida, como invento humano, como sabio, como enemigo, como dios. ¿Qué es un siglo comparado con más de cuatro punto cinco billones de años? ¿Qué viene siendo, entonces, un cuarto de siglo? Mi propia eternidad. Es la primera vez que escribo sobre mi edad en este blog que no tiene ni pies ni cabeza, que es una colcha de retazos echa con los pedacitos de cada recuerdo trascendente. Tal como mi existencia.  Ahora lo digo con risa, pero antes sentía un poco de pudor, de vergüenza por develar mi edad. Sucedía que la gente hablaba conmigo y pensaba que era mayor, no sé si era por cómo me expresaba o simplemente era lo que producía mi manera de actuar, sin embargo les venía un desencanto cuando yo decía “tengo dieciocho o diecinueve ...

La Vengadora

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I. Antecedentes Desde el momento en que lo supe no pude dejar de pensar en ello, dos semanas habían transcurrido y yo no olvidaba que aquel miércoles sería mi cita con el doctor muelitas. Mamá tuvo que escuchar muchas excusas: “mami no hay agenda”, “mami no tengo tiempo”, “mami yo me cepillo tres veces al día, con eso ya es suficiente”; así que papá tuvo que intervenir “bueno hija ¿Cuándo vas a ir a revisarte los dientes?” y entonces al día siguiente ya tenía yo la cita. No puedo negarlo, le tengo pánico al doctor muelitas. Mis experiencias no han sido las mejores, no soporto los olores del consultorio, el ruido del cepillo, la succión del pato, como se destiemplan mis dientes con esos aparatos y mi enemigo más temido: el flúor. Soñé (o tuve pesadillas) con ese momento durante dos semanas, tenía miedo de vomitar –como ya me pasó una vez- en el consultorio, nunca había tenido una caries ¿Y si esta era mi primera vez? ¿Tendría que someterme a la temida fresa? ...

Reflexiones sobre el infortunio

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Recomiendo leer esta entrada en compañía de esta canción El infortunio llega y te saluda con un puñetazo en el estómago. Hubieras preferido la cachetada, la alerta, una mala mirada, no perder el aire de un momento a otro y estar lo suficientemente descolocado como para no entender nada de lo que pasa a tu alrededor.  Estás en el piso tirado, es imposible recordar como llegaste a ese lugar, lo único que te interesa es respirar, aferrarte a respirar. Abres la boca desesperadamente y la primera bocanada parece no entrar, no fluye el aire y el pánico empieza a apoderarse de tu cuerpo. Tienes dos opciones que no conoces: ser presa del pánico, retorcerte, llorar y sentir como el aire te es cada vez más ajeno; o puedes mantener la calma e inhalar lentamente porque paradójicamente es así como el aire entrará más rápido a tus pulmones.  ¿Pero acaso se puede estar preparado para el infortunio? ¿No es esa imprevisibilidad una de sus características? ¿Existirá un moment...

Tiempo al Tiempo

“Tiempo al tiempo”, oí tantas veces tal vez sin querer escuchar o quizá solo ocurría que no era mi momento de entender. A veces nos inventamos diferenciaciones ridículas para darle más peso a algo, en un afán de importancia que resulta patético: le decimos a alguien “tú miras pero no observas” cuando lo cierto es que en el diccionario “ver”, “mirar” y “observar” son sinónimos.  Pero aquello no ocurre con “oír” y “escuchar”, no son sinónimos, quien escucha presta atención a lo que oye; o al menos eso dice la RAE y a mi se me da la gana de creerle.  Así que muchas veces me recomendaron la calma y la paciencia, la espera. Me dijeron que con el tiempo entendería y mis preguntas se contestarían. Me mintieron.  Al tiempo le atribuimos más de lo que debiéramos. Lo nombramos guardián de nuestros recuerdos, artífice de nuestro olvido, responsable de nuestra madurez… en un intento por quitarnos de encima nuestras propias obligaciones cuando el tiempo no es responsab...

Monólogo

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Todo se torna ilógico en el momento justo en que intentas comprenderlo; las conversaciones contigo mismo se hacen habituales y de repente te sientes como en una película, interpretando un monólogo perfecto, el monólogo de tu vida. Ahora todo es una reflexión constante, resulta paradójico que suceda en el preciso momento en que te sientes vacío, en que no sabes dónde buscar esa parte de ti que ya no tienes o que no encuentras. ¿Acaso alguien podría enseñarnos a vivir, prepararnos para los momentos en que no entendemos la vida? No, claro que no. Aprendemos acciones que componen el vivir pero respiramos por instinto, comemos por necesidad, en principio de eso se trata. Mi realidad… qué complejo pensar en ella. ¿Acaso quién o qué determina lo que es real? ¿No podrían ser mis palabras más reales que mis manos, que mi boca? ¿No podrían los sentimientos superar las demostraciones? ¿No podría el viento ser mejor mensajero que un teléfono? Pensar en la realidad desgasta, ator...

Conclusiones de una Noche Cualquiera

Nos dieron la cuenta –Esta vez invita usted ¿No?- Dijo mi amigo en tono de broma –Listo, no hay problema- respondí sacando la billetera de mi bolsa. Él sonrió y me dijo -¿Usted está dispuesta a pagar la cuenta y no tiene novio? Yo hice una mueca que se asemejó a una sonrisa y guardé silencio. En parte si me parecía gracioso porque, aunque desconozco el porcentaje de mujeres que está presta a hacer una invitación o a pagar una cuenta por mitad, dentro del círculo en el cual me muevo he notado un importante avance en estos temas. Así, las mujeres que conozco ya no salen esperando que siempre sea él quien pague e incluso están dispuestas a ser ellas quien asuman los gastos. Y obvio, en casos extremos también he visto abusos económicos, aquellos sobre los cuales ellos se quejan tanto; incluso yo misma me he sentido cercana a ese lugar. Por lo tanto, me pareció extraño que él encontrara eso como una cualidad remarcable. Pero había un poco de incomodidad en mi expresión porque no...

Sobre el amor

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El amor no es un cuento ni una mentira. Es un secreto, y como tal,  hay que saber con quién compartirlo.

Campaña "Donación"

ADVERTENCIA Señor Lector. Antes de leer esta entrada, tenga en cuenta que en ella se discuten temas que pueden herir susceptibilidades e ir en contra de la educación que usted recibió o de la religión a la cual pertenece. Por lo mismo, le solicito muy comedidamente que si se decide a seguir adelante, tenga en cuenta que esta entrada depende única y exclusivamente de la opinión de la autora y que mi intención no es incomodarle sino, repito, COMPARTIR MI OPINIÓN Y DEJAR A SU LIBRE DECISIÓN LA OPCIÓN DE PARTICIPAR O NO EN ESTA CAMPAÑA. Sería fácil empezar esta entrada contando una historia donde un niño o una niña enfermo de leucemia espera impacientemente por un trasplante de médula ósea para salvar su vida; podría hacerlo también con el caso de una persona con un problema renal irreversible que tuviera que someterse a varias sesiones de diálisis a la semana para poder prolongar su vida y para la cual, su única solución –capaz de devolverle un nivel de vida digno- fuese recibir un t...

Vivir

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Pase lo que pase nunca pierdas tu inocencia... ¿Y qué si nos equivocamos una vez? ¿O dos? ¿O muchas? ¿Y qué si hemos tomado una mala decisión, si torcimos el camino por capricho o por desesperación? ¿Qué pasa si hemos querido ir hacia el norte cuando la lógica exigía que fuéramos hacia el sur? ¿Qué de malo tiene haber comprobado mediante el error que somos humanos? sin ninguno de aquellos ramales seríamos lo que somos hoy. Equivocarse es sentirse vivo, aprender es justificar la existencia. Si la vida es un inmenso camino lleno de elecciones es normal errar, caerse, maldecir, llorar, sentirse frustrado… ¡Gritar! Vivir implica todo eso y más. Es la infinita oportunidad de sentir, de experimentar, de disfrutar el roce de cada susurro del viento, plagado de un olor a vino, que recorre uno a uno todos los espacios de nuestra piel.  Vivir para ver colores, formas, capturar imágenes… ¡almacenar recuerdos! Vivir, vivir y vivir, saborear una mora, morderla suavemente...

Seamos sinceros

Seamos sinceros, este espacio no es recomendable para algunas personas. No puedo hacer como si nada, ni vivir de los recuerdos, ni en el pasado, no puedo ni quiero quedarme en lo que no fue, ni tampoco llenarme mi cabeza de un eterno “¿por qué?”. Sí, resulta que no se me antoja amargarme ni llenarme la vida de tristeza, resulta que vuelvo a sentir y no me hace sentir culpable el que haya sido tan rápido, resulta que los sueños siguen en pie, que la vida me muestra nuevas opciones y que sigo siendo la misma. Resulta que nunca se me antojó cambiar, que no voy a dejar de ser tan “niño”, ni tan trascendental, ni tan soñadora, ni tan romántica. Resulta que me encanta ser como soy, que adoro mis cachetes redonditos y no me interesa hacer dieta. Resulta que este es mi espacio y aquí digo lo que se me da la gana y si alguien se llega a ofender, molestar, irritar, entristecer por lo que aquí digo, solo puedo pedirle una cosa: por favor, no vuelva. Sí resulta que le tengo que hacer frente a l...

Miedo a ser bonita

Estuve mucho tiempo ideando la manera de escribir este post. No sabía con exactitud cómo empezarlo, ni cómo organizar las ideas para que el lector lograra entender su sentido sin caer en el error de pensar en que este es solo el berrinche de una mujer amargada o la reivindicación de un feminismo fuera de sentido y de contexto, el cual he manifestado abiertamente que no poseo. De lo único que estuve segura desde el principio fue de su título “miedo a ser bonita”, que más allá de representar un problema con mi autoestima y en general, una deficiencia en mi salud mental, simboliza la encrucijada a la que nos vemos enfrentadas todos los días las mujeres que, como yo, sentimos gusto por vernos bien, bonitas, arregladas, con una camisa, un pantalón o una falda que se vea bien con nuestra figura; y el riesgo que ello genera para nosotras por las constantes faltas de respeto a las que nos vemos sometidas. Para nadie es un secreto el machismo imperante en nuestra sociedad, tampoco es un secret...

Entre la Fantasía y la Realidad

Te enseñaron a creer en un mundo y un ideal de vida completamente diferente al actual y real. Te dijeron que las niñas deben ser femeninas, usar falda, jugar con muñecas, te dijeron que te debes ver bien y bonita y que así serías feliz. Te contaron cuentos donde las princesas frágiles y delicadas aguardaban pacientes la llegada del príncipe con el cual jamás volverían a sentirse solas, tristes, preocupadas, sino que tu vida sería totalmente perfecta, alejada de los problemas, las discusiones, las malvadas brujas, los dragones. Y del amor… tanto que te dijeron del amor. Te contaron que era una sensación única con la cual te sentirías realizada, que probablemente sufrirías y derramarías algunas lágrimas pero que con la llegada de ese ser especial a quién le entregarías tu corazón, todo cambiaría. Los problemas se harían más llevaderos porque ahora se cargarían entre dos, las risas abundarían, la sensación de plenitud y de bienestar sería la constante en tu vida diaria, ya jamás te sentir...

Cosas que no me parecen

Hace unos días a un hombre de más de 40 años –al que llamaré el señor “Y”- con esposa e hijos, intentaron robarle el taxi que conducía, el cual no era de él y por el que debía entregar una cuota diaria de $50.000. El hombre puso resistencia, al final, los ladrones se llevaron su billetera, su celular (que no valía mayor cosa), tiraron las llaves del carro a un abismo para que ni el conductor, ni el dueño del taxi (que había logrado llegar al lugar) los siguieran, y no contentos con esto, hirieron al señor “Y” en un brazo lo cual le hizo terminar de pasar la madrugada en una clínica donde le cogieron varios puntos y le dieron medicamentos para prevenir una posible infección. Cuando los hechos sucedieron, a eso de las 2:00am se hizo el respectivo llamado a la policía, la cual llegó luego de más de una hora al lugar donde se presentó el incidente y dijo que iban a hacer las pesquisas correspondientes. Pasarán 20 años y no se sabrá quiénes fueron los agresores. Me pregunto qué hubiera pasa...