Miedo a ser bonita

Estuve mucho tiempo ideando la manera de escribir este post. No sabía con exactitud cómo empezarlo, ni cómo organizar las ideas para que el lector lograra entender su sentido sin caer en el error de pensar en que este es solo el berrinche de una mujer amargada o la reivindicación de un feminismo fuera de sentido y de contexto, el cual he manifestado abiertamente que no poseo. De lo único que estuve segura desde el principio fue de su título “miedo a ser bonita”, que más allá de representar un problema con mi autoestima y en general, una deficiencia en mi salud mental, simboliza la encrucijada a la que nos vemos enfrentadas todos los días las mujeres que, como yo, sentimos gusto por vernos bien, bonitas, arregladas, con una camisa, un pantalón o una falda que se vea bien con nuestra figura; y el riesgo que ello genera para nosotras por las constantes faltas de respeto a las que nos vemos sometidas.

Para nadie es un secreto el machismo imperante en nuestra sociedad, tampoco es un secreto que cambiar los paradigmas y las costumbres de la misma no es algo que ocurra de la noche a la mañana, pero si bien podemos reconocer estas características también podemos aceptar que el mundo de hoy exige cambios, posturas diferentes y debates que permitan construir nuevas valoraciones. Entonces, si muchos sabemos eso, si en nuestras universidades lo pregonan ¿Cómo es que hay estudiantes que por un lado viven hablando de tolerancia, respeto, igualdad, revoluciones, y por otro no pueden ver pasar a una mujer bonita porque la desnudan con la mirada e incluso llegan a hacerle comentarios que para nada son un piropo y se convierten en una ofensa? 

Claro que esto no ocurre solo en estos escenarios, sin embargo lo menciono porque la gente tiende a creer que este tipo de situaciones ocurren únicamente con los taxistas, los obreros,  y en general con personas de bajos recursos y sin un gran nivel de educación, pero es mentira. Los “piropos” –que no son para nada galantes y rayan en la chabacanería- provienen de ejecutivos, asalariados, integrantes de la fuerza pública, padres de familia (con hijas, por demás), estudiantes universitarios, pobres y ricos, jóvenes y ancianos por igual, así que concluyo que las continuas faltas de respeto hacia las mujeres no están ligadas al nivel educativo, económico o incluso a la edad que tenga quien las realice, sino que es un problema cultural.

Se preguntará usted, señor lector, a qué me refiero yo con “falta de respeto”, pues bien, para MI es cualquier demostración de morbo, manifestada con palabras o gestos chocantes, hacia una mujer que esté a su alcance. Pongo ejemplos (para todos los casos pasa una mujer en falda por una calle cualquiera de una ciudad cualquiera y ella se puede encontrar con comentarios y situaciones como las siguientes): 

-¡Adiós mi amor!- Comentario acompañado de una mirada bastante morbosa a sus piernas.
-Hola/Chao-  Acompañado  de la misma mirada o de un beso que suelen mandar los que se creen más “coquetos”
-Mamasita rica- acompañado o no, ya es bastante ofensivo.
-¡Uy! mamita ¿La acompaño?-  este también acompañado o no, es molesto.
-¡Adiós suegra!- Se presenta cuando la mujer va acompañada de la mamá, una tía o alguna mujer que se vea mayor.
-Mamita, si como camina cocina ¡Yo me le como hasta el pega’o! increíble pero cierto, aún lo dicen.

Ahora bien, quiero aclarar que haciendo la pregunta a varias mujeres, no todas se sienten ofendidas con cualquier clase de piropo, hay para quienes un “Adiós” no representa una molestia, salvo que se encuentre acompañado de cualquier gesto que represente algún tipo de insinuación sexual. No obstante, también hay mujeres para las cuales cualquier tipo de palabra, dicha por un desconocido con el ánimo de llamar su atención, resulta molesta. Empero la conclusión entre unas y otras fue la misma: lo que les molesta es el morbo, la vulgaridad, los comentarios fuera de tono, de doble sentido y las actitudes con las que se suele acompañar a estos comentarios.

Yendo un poco más allá, todas las mujeres que hemos tenido que soportar estos incidentes nos preguntamos ¿Será que no se dan cuenta que hacen el ridículo? ¿Qué sus comentarios son inútiles? ¿Qué más que producir agrado, nos dan asco? ¿Será que esos hombres, que nos miran como si fuéramos carne exhibida en un mostrador y ellos tigres hambrientos que llevan semanas sin comer, no tienen madre, hermanas, hijas?... y es que es tan difícil explicar lo que sentimos cada vez que vamos por la calle y recibimos uno de esos “piropos”.

Uno empieza a renegar por todo, a caminar más rápido, a evitar pasar cerca a algún hombre, en especial si está en algún grupo (porque cuando están en grupo son peores y uno se tiene que aguantar al gañan y a toda su manada), después empieza a arrepentirse de todo, del bus que tomó, de la camisa que se puso, de la falda que lleva puesta .Y aquí sé que más de uno me va a decir “Quién las manda”, “Si salen así a la calle es porque se quieren ganar esos comentarios”, “ustedes se lo buscan”… ¡PUES NO! Resulta que nosotras estamos en libertad de escoger el atuendo que se nos dé la gana y ello JAMÁS justifica tener que someternos a constantes faltas de respeto, que van desde el mencionado piropo, hasta el contacto físico desagradable que se da en lugares como el transporte público cuando algún degenerado decide “restregarlo” contra  nuestra humanidad.

Después de que la agresión se da, se tiene una sensación de asco, de rechazo por todo, de repugnancia extrema  que es la antesala de un profundo resentimiento a todos aquellos hombres que en algún momento han tenido las mismas actitudes. Y es que aunque pueda parecer ridículo, infortunadamente muchas mujeres han quedado marcadas de alguna manera por comentarios completamente abusivos y grotescos y nunca llegan a olvidarlos, si no me cree, pregúntele a su mamá, a su hermana, a su pareja, a su amiga, si alguna vez le dijeron en la calle algo tan desagradable que quiso llorar o golpear al hombre que se lo dijo (porque todas reaccionamos diferente aunque lo que sentimos sea parecido) y se encontrará con que todas tienen alguna historia que contarle.

Quiero aclarar que a aquí no pretendo satanizar todo halago que se llegue a hacer a una mujer que se vea bien. Recibir un comentario bonito de parte de la pareja o de los amigos sobre cómo nos vemos es bastante agradable (reiterando que todo sea con respeto). Escuchar cosas como “que bonita te vez hoy” provenientes de esos hombres con los que compartimos constantemente y que ocupan un lugar en nuestra vida, nos alegra el día, pero claro, es que la cosa es diferente, porque ya hay algún tipo de relación, el desconocido por el contrario intenta que la relación nazca a raíz del comentario y eso es molesto.

En este escrito, en el que me he extendido bastante, quería expresar un poco aquello que todas las mujeres hemos sentido algún día, que hablamos entre nosotras, pero que no muy seguido le comentamos a los hombres. Aquí solo toqué el tema de los piropos a pesar de haber mencionado otras faltas de respeto como el contacto físico indeseado, sin embargo señor lector, saque usted sus conclusiones, si nos sentimos tan incómodas, como ya lo describí, cuando recibimos los mal llamados “piropos” en la calle, cómo será con faltas de respeto que vayan más allá.

Mi intención es compartir un poco de lo que sentimos y hacer un llamado aquellas personas que creen que estas conductas son normales  y que las mujeres debemos soportarlas. A los hombres les digo: si ustedes, en la calle, ven a una mujer que les parece muy atractiva y alguna parte de su cuerpo llama la atención, espero que recuerden esto que acaban de leer y eviten que su mirada raye en el morbo (advierto, no les estoy diciendo que no miren). 

A las mujeres les reitero que este tipo de conductas NO estamos obligadas a soportarlas ni tampoco somos las culpables de que se produzcan, pero nuestro deber si es hacer algo por ellas ¿Qué tal si empezamos por dejar de lado tanto rodeo y HABLAR sobre lo que sentimos?  ¿Qué tal si le contamos a nuestros hermanos, amigos, padres, familiares cual es nuestra opinión? Quizás ese sea un buen punto de partida.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Explicado este tema de la forma más sincera y digerible, espero alguno de los lectores(hombres)tome consciencia de toda la degradación y molestias que en una mujer generan con sus "piropos"
Anónimo ha dicho que…
Gracias … se te extrañaba… y muy acertado todo lo que dijiste… Hacias falta.
Abel Jara Romero ha dicho que…
Hola, me ha gustado mucho esta entrada. Tiene mucha razón y espero que se conciencien un poco todos los que lo lean. Me encanta tu blog y es por eso que me hago seguidor. Te invito a que pases por el mío y que si te gusta también me sigas.
http://escritorsentimientos.blogspot.com/
Eagle ha dicho que…
Si me conoces tanto como creo, supongo que no hará falta que te diga tantas palabras... así que solamente "FELICIDADES" vos sabes por qué lo digo = ) , y también sabes todo lo demás que te diría.

Pero si quieres saber algunas palabras más que te escribo en este tú día especial. Ya sabes por cual blog pasar.

FELICIDADES...
Anónimo ha dicho que…
Uyyy este titulo acierta con lo que me pasa, realmente no por "darmelas" pero siento que no puedo mostrar la belleza que realemnte tengo por culpa de todas esas cosas que tu aqui comentas, a veces evito verme "bien" por el temor de ese tipo de comentarios realmente es horrible y desagradable y a veces hasta te deje traumas que uno no sabe que pueden convertirse en otro tipo de problemas de automestima.
Anónimo ha dicho que…
Bueno, ya hablé con la gente que me rodea sobre esto... Ahora qué?
Cómo me adapto yo al ambiente fuera de casa?
Cómo me quito el miedo a salir a la calle?
Si quiera tiene un nombre este padecimiento tan ridículo? (Digo ridículo por que así me siento teniéndolo)
...
Urge que busque ayuda psicológica?
Me estoy dejando engordar para no gustar... O sea es estúpido todo esto y me siento mal por que todas quieren ser la number one a la que todos vean y yo quiero son la última... Es normal?

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