Advenimiento

-¿Estás dispuesto a soportar el dolor que provocará tus lágrimas
las cuales serán capaces de curar dolores ajenos,
de borrar culpas de muchas conciencias,
de devolver la calma a aquel solitario que la haya perdido?-
Entonces, con una sonrisa dibujándose en su rostro,
respondió:
-Este fuego que lastima es el mismo que purifica.
Y yo, que de fuego estoy hecho,
que ardo en mi despertar,
que enciendo mi lecho cubierto de sándalo,
no he de escapar a mi destino-
Y fue en ese momento cuando el Fénix, puro
y tranquilo
abrió sus alas para abandonar su nido
y entregarse al mundo tal cual estaba hecho,
sabiendo que su agonía sería inminente,
sabiendo que su abrazo terminaría por quemar la piel de quien se acercarse,
sabiendo que la soledad sería su castigo
y su recompensa.

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