XXIII




Lo que miro es el infinito 
de mis ojos creando estrellas, 
porque las que existen no me bastan, 
porque el universo no me encierra.

En lo que pienso es en los versos
para los que aún no nace poeta, 
porque las palabras existen en los labios
y en las manos de quien las libera.

Y en el viaje que no conozco, 
en la canción que aún no toco, 
la nada y el por siempre se acompañan
en las condenas que dan espera.

No intentes en vano descifrarme, 
soy un fantasma, un espíritu viajero, 
el reflejo que se esconde tras tus párpados
cuando cierras los ojos y viene el sueño.

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