XVIII



Hoy tengo un montón de dudas
y entre la maraña de pensamientos
sin una invitación de por medio
estas tú.


Me pregunto qué será de tu vida,
a dónde mirarán tus ojos,
con qué sed beberá tu boca,
a qué se dedicarán tus manos.


¿Qué pasaría si descubrieras mis letras
y con ellas tu inmortalidad?
¿Qué sería de mí si, distraído,
encontraras mis versos rebeldes?


¡Silencio, sigue siendo mi cómplice!
¡Casualidad, no me traiciones!
Letras mías, me niego a clausurarlas,
Suerte… toma tus propias decisiones.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Memorias de un día que no fue

Veinticinco

Miedo a ser bonita