Tan Solo Una Última Vez

Si yo pudiera tenerlo en frente le diría tantas cosas, le pediría perdón por los errores cometidos, por olvidarme de la tradición bonita del cumpleaños, por amargarme, por renegar contra tanto, a veces contra todo. Le pediría perdón por decir que la vida me quedó grande, por ser tan débil y tan mal humorada.

Pero no le haría promesas, señor, porque usted entenderá que en ellas no creo. Me las han hecho siempre y me las han incumplido la mayoría de veces, yo sé que usted no, yo sé que las galletas llegaban siempre que yo quería y que la única vez que no pudo llegar a casa fue por salud. ¡Ay Señor, es que todavía me acuerdo! Y todavía tengo la foto de usted y mi abuelita, todavía me acuerdo del día en que me quedé colgada en la puerta, de los huevos que tanto le gustaban, de la pose cuando se quedaba dormido luego de unas cervecitas, de la mueca de los labios, de la uña larga, del “polara”, de las motas… y todos los días lucho contra el tiempo que me quiere arrebatar esos recuerdos.

Ahora veo al viejo ¡y se parece tanto a usted! De mi, dicen que cada día me parezco más a la que le hacia el “chocolargese con la arepierdase”, el tiempo lo dirá. Si le contara de mi en este momento sé que sentiría orgulloso por los triunfos conseguidos y que me apoyaría en lo que otros me critican, sé que usted no permitiría los malos tratos hacia nadie, sé que trataría de mantenernos unidos, de llegar con el “ponqué” todos los 27, y sé también que me regañaría por todas las lágrimas, por rendirme en una cama de la que me sacaría como fuera, pero Señor ¿Si ve por qué le digo que la vida es injusta?

Yo sé que usted no me juzgaría por las malas decisiones pero si me reprendería por no aprender de ellas, yo no le puedo decir nada al respecto, solo que a veces no sé qué ocurre conmigo y con mi cabeza, que he luchado contra eso siempre, que intento que ese fantasma que vive ahí dentro no me atormente pero yo no lo puedo mentir a usted, a veces me gana la batalla y entonces no me quiero levantar.

Si yo lo tuviera un ratico aquí, si le volviera a ver los ojos, en la mente le tomaría una foto, le acariciaría las manos y las motas, volvería a imitar la mueca de los labios, lo abrazaría y sería tan egoísta de pedirle un consejo sabiendo que los años entregan sabiduría y que usted no se negaría a compartirla conmigo. Sin embargo usted no está aquí y yo le escribo esta carta esperando que donde esté se la dejen recibir, se la dejen leer y por qué no, se la dejen responder.

El medio no siempre debe ser las palabras o el papel, el medio puede ser los sueños, una voz, el viento o simplemente un susurro al corazón.

Comentarios

AmanitaPunk ha dicho que…
:(
Speechless :(
Anónimo ha dicho que…
= S ... Pero no... venga... animo... levantese una vez mas... Por favor = ( .

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