Sueño de una noche de otoño

Tomó el autobús a la hora exacta donde podía ocupar asiento y ver como muchas personas, tantas que pensaría que son miles, subían y bajaban añorando llegar a su hogar luego de un exhausto día de trabajo.

Se sentó al lado de un joven al que le parecía invisible y miraba constantemente a través del cristal para verificar su posición dentro de la ciudad.

Tenía sed y en su boca aun pululaba el humo del último cigarrillo que había fumado antes de emprender su camino de regreso a casa.

Oía sin prestar atención alguna, las voces de los muchos pasajeros que intentaban comunicarse unos con otros, fijó su mirada en la acera durante una parada del autobús y recordó el sueño de la noche anterior. En su rostro se dibujó una pícara sonrisa, el joven que iba a su lado por primera vez se percató de su existencia y, sin conocer la razón, se contagió de su alegría.

Ella había sido transportada a otro mundo donde, sin saber por qué, se sintió como la protagonista de su propio cuento sin que este fuese de hadas.

Recordó la imagen de sus ojos reflejados en los de él y la suave caricia que deslizó en su rostro preguntando "¿Eres real?". Él, sonriente -tímido y pícaro a la vez- respondió "Lo Soy". Ella pasó sus manos por sus hombros y rodeó su cuello, se dejó guiar por sus pasos y aspiró el olor de su cuerpo. Los demás asistentes a la velada disfrutaban de la magia que irradiaba el baile de la inocente pareja.

De repente un estruendo hizo que abriera sus ojos. No lograba recordar en qué momento los había cerrado. El joven que estaba a su lado se había puesto de pie y le pedía amablemente que hiciera un espacio para que él pudiera pasar. Ella se sonrojó y girando su cuerpo hacia un lado, comprendió que el autobús había tenido que hacer una parada súbita para dejar a uno de los pasajeros en el lugar correcto.

Se sintió feliz con su suerte: había tenido el mismo sueño dos veces y su protagonista, aun siendo ella invisible para él, hizo latir su corazón tan fuerte como para asegurarle el regreso a la vida.

Arregló su maleta y sacó de ella su sombrilla, la tarde llegaba a su fin y con la llegada de la noche ella se preparaba para soñar una vez más.

Este fue el sueño de una noche de otoño.

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