¿Y El Romanticismo?

He conocido a muchos a quienes no les gusta en lo absoluto las “cursilerías” y demás empalagues que hacen sus primeras apariciones con frases como “No shabesh la faltica qui mi haches mi amushito” (porque infortunadamente, en este planeta hay gente que habla y escribe de esa manera y uno no puede hacer nada por desaparecerla (?)), de hecho me atrevería a decir que son muy pocas las personas que conozco, que hoy en día mantienen esa forma de hablar, tal vez en algún momento lo hicieron, un espacio en su pasado habrá para ese tipo de demostraciones de afecto que más que cariñosas pueden llegarse a convertir en patéticas y probablemente yo recorrí esos caminos alguna vez, cuando era una niña (más (?)). Sin embargo he visto (y debo admitir que con mucha tristeza), que en el afán de alejarse de dichos comportamientos -que ya he dicho resultan bastante molestos- el romanticismo está tendiendo a desaparecer de nuestras vidas.

De hecho lo noté cuando, como cualquier mujer con hormonas activas (?) suspiré viendo una escena romántica de una película que me gusta bastante y dije “Yo quiero”, entonces mi prima preguntó “¿Qué es lo que quiere?” y me di cuenta de dos cosas: La primera (como varias veces me ha pasado) le puse altavoz a mis pensamientos (?) y obviamente sin darme cuenta. La segunda, en realidad sí quería algo… y ese algo era un poco de romanticismo. Por alguna razón hice un recuento rápido de mi “pasado reciente” y entendí que ese romanticismo que alguna vez me mantuvo alegre, risueña, del cual yo bebía y recuperaba fuerzas, se fue quedando poco a poco en el camino, lo fui dejando de lado sin darme cuenta y ahora que me salgo de la lectura de mis habituales (y un poco monótonos) libros de Derecho para retomar novelas y cuentos cortos que me apasionan, ahora que vuelvo a darme un tiempo para ver esas películas que de alguna manera significan algo dentro de mi vida, ahora que encuentro canciones que acompañaron algún momento especial, me doy cuenta que la vida ha perdido un poco del sabor que tenía y que a mí me gustaba.

Es verdad que nadie espera la llegada de un noble caballero en su lindo corcel, luciendo una brillante armadura, ni tampoco a una princesa de cabello largo, que espere el amor durante toda su vida, que se conserve únicamente para él, porque simplemente no va a suceder, pero ¿Quién dijo que de eso depende el romance? Muchos en determinado momento de la vida hemos deseado vivir un amor intenso, apasionado, uno que no se olvide, que cueste pero que valga la pena, un amor que llene cada vacío que pueda tener el alma pero que no la asfixie acaparándola para él solo… un amor que acompañe a vivir, que robe suspiros, pensamientos, noches, respiraciones, ¡el cuerpo de ser posible!... Pero ¿Qué pasa cuando ese amor aparece y pierde el romance?: Quien lo vive siente que falta algo.

No obstante a pesar de reconocer que falta algo, el individuo no logra encontrar qué es. Se pregunta si las cosas ya no son lo mismo, si esa otra persona ya no es de su agrado, si el amor se ha ido acabando, si ha cambiado y en últimas, si ya no siente lo mismo. Se hace todo tipo de cuestionamientos, hasta que empieza a recordar esa primera cita donde ella estaba nerviosa y él no sabía que decir, así que ambos empezaron a hacer comentarios sin sentido y rieron de muchas estupideces; o aquel día en que decidieron caminar por un parque y vieron un atardecer juntos; o por qué no, ese brindis que antecedió al beso más apasionado, a la caricia en el lugar indicado y al momento en que su respiración fue la misma. Y finalmente se da cuenta que aún el amor vive, que su corazón late fuerte cuando recuerda esos instantes, y en realidad el romanticismo es el que se ha alejado de sus vidas, porque caminar por el parque ya no es una actividad a la que le dediquen tiempo, y el vino se sigue añejando mientras ellos no encuentran palabras para romper el hielo. Porque el romanticismo no consiste en decir un montón de frases empalagosas, ni en llamar quince veces al día “solo para saber que estás bien (?)”, ni en regalar cosas como si se estuviera comprando a quien se quiere. El romanticismo se disfraza en una puesta de sol juntos, en una llamada de repente solo para decir “te quiero”, en un abrazo cuando lo ves de nuevo y sientes que el corazón grita “¡Te amo!".


Comentarios

Eagle ha dicho que…
Wow....

Profundo...

La vdd me conmovio...
abyssinian ha dicho que…
el romanticismo parece fuera de moda, pero para algunos es parte de nuestro ser como una dulce enfermedad incurable...
sobretodo por la falta de voluntad para curarse...
a pesar de jugarse el corazón en cada frase
Anónimo ha dicho que…
¡¡¡qUee cUrrSiiii!!!
Dreamer ha dicho que…
¿Y el Romanticismo?

Y el romanticismo se pierde en el momento en que se vive de viejas glorias, cuando por reglalar una rosa se cree que se ha conquistado un corazón, cuando se reduce el amor al sexo, que es muy importante, pero no lo único (porque una relación no se mantiene sólo con besos, después de un tiempo) y se olvida que lo que se busca es un horizonte común donde el y ella (o ella y ella, o ella y el, o ell@ y el, o ¡cómo sea!)pretenden encontrar un camino juntos, lleno de sueños, proyectos y ambiciones.

El problema es entonces,creer la falacia de los cuentos, que vivieron felices por siempre, porque el amor se construye todos los días y también se muere con la rutina, que es, a mi parecer, la razón por la cual todo se acaba, por el hecho de que se aspira a hacer un stop eterno en cuestión de Romance, pensando que las rosas son eternas y que a las canciones no se las lleva el viento. ¡Hay que innovar!, hacer uso de la creatividad(que por esta época está bastante degradada por culpa de la televisión, Harry Potter, Rosario Tijeras y hasta por la Iglesia...), inventar y reinventar la relación, y en mi concepción, la manera más sencilla y hermosa de lograrlo, es precisamente por medio del Romanticismo; hay que volver a dedicar canciones, escribir poemas y cuentos y darle a la inspiración una cara, que en mi caso concreto es de mujer, y de una mujer es específico... porque, como diría una buena amiga, las cosas no funcionan para siempre de la misma manera, porque las cosas mantienen es constante movimiento. ¡Yo apoyo una vuelta al Romanticismo!

Entradas populares de este blog

Memorias de un día que no fue

Veinticinco

Miedo a ser bonita