Cosas que no me parecen
Hace unos días a un hombre de más de 40 años –al que llamaré el señor “Y”- con esposa e hijos, intentaron robarle el taxi que conducía, el cual no era de él y por el que debía entregar una cuota diaria de $50.000. El hombre puso resistencia, al final, los ladrones se llevaron su billetera, su celular (que no valía mayor cosa), tiraron las llaves del carro a un abismo para que ni el conductor, ni el dueño del taxi (que había logrado llegar al lugar) los siguieran, y no contentos con esto, hirieron al señor “Y” en un brazo lo cual le hizo terminar de pasar la madrugada en una clínica donde le cogieron varios puntos y le dieron medicamentos para prevenir una posible infección.
Cuando los hechos sucedieron, a eso de las 2:00am se hizo el respectivo llamado a la policía, la cual llegó luego de más de una hora al lugar donde se presentó el incidente y dijo que iban a hacer las pesquisas correspondientes. Pasarán 20 años y no se sabrá quiénes fueron los agresores.
Me pregunto qué hubiera pasado si este taxista hubiera podido avisar a sus compañeros y entre todos hubieran podido capturar (y seguramente golpear) a los ladrones. Muy seguramente me habría encontrado al día siguiente con un titular en la prensa del tipo “Grupo de enfurecidos taxistas ataca a jóvenes en el sur de la ciudad”. Me pregunto también qué hubiera pasado si a este señor lo hubieran matado, probablemente no me habría encontrado con nada en la prensa a no ser de que los taxistas que conocieran el hecho hicieran un “plan tortuga” por las calles de rumba de la ciudad o en los sectores de estrato 5 y 6.
Quiero dejar claro que no estoy de acuerdo con hacer “justicia” por “propia mano”, sin embargo conozco de cerca el gremio de los transportadores y es triste ver como la policía está pendiente de ellos para capturarlos y ponerles multas pero cuando se trata de su seguridad es muy poco lo que realmente hacen. Todos los días hay asaltos, todos los días hay heridos y últimamente, todos los días hay muertos. A usted que está leyendo este artículo le pregunto: ¿Qué haría si supiera que usted y sus amigos y compañeros, con los cuales comparte una profesión, están en constante peligro, han presentado las denuncias correspondientes, han pedido más presencia de las autoridades para su protección y estas no hacen mayor cosa al respecto? ¿Qué haría si cada vez que se sentara frente al volante fuera consciente de que en cualquier momento puede subirse una persona, hombre o mujer, de traje o informal, joven o entrada en años, con un arma y por robarle su fuente de ingresos estuviera dispuesto a matarle? ¿Qué haría si mataran o robaran a alguien con una familia como la que usted tiene, con unas obligaciones iguales a las suyas, que todos los días sale a buscar “el diario” para su supervivencia y la de su familia? ¿Qué haría si supiera que la policía atiende un llamado, donde hay un herido, después de una hora y aun así usted debe seguir trabajando a pesar de estar arriesgando su vida porque esa es su única fuente de ingresos?
Estoy segura que la mayoría de personas en esa situación buscarían la forma de protegerse y al encontrarse con un caso como el que expongo aquí, se solidarizaría con aquel que ha sido víctima (aun sin conocerlo) porque sabría que esta vez le tocó al señor “Y” pero la próxima la víctima podría ser él.
Pero la historia de este taxista no terminó ahí. El dueño del carro, consciente de su situación y poniéndose en sus zapatos, le permitió seguir trabajando e incluso no le cobró varios días de “producido” para que el señor “Y” pudiera recuperar parte de lo que había perdido, especialmente sus papeles. Hizo los trámites de la cédula, le entregaron la respectiva contraseña como constancia de que este documento estaba en trámite y al día siguiente iba a iniciar los trámites para sacar de nuevo su licencia de conducción.
Al acercarse a la respectiva oficina de movilidad, fue informado de que la solicitud para tramitar el duplicado de su Pase no podía ser procesada ya que tenía una multa pendiente. El señor “Y” no recordaba deber ningún tipo de comparendo por lo que se acercó a otra oficina donde le dijeron que debía una multa que de hecho él ya había pagado. Como este hombre es una persona organizada, tenía la constancia de haber saldado su deuda y la hizo llegar a la dependencia de la Secretaría de la Movilidad, sin embargo, la respuesta iba a tardar en llegar.
Teniendo en cuenta las diferentes obligaciones diarias que este transportador tiene, decidió ponerse a trabajar un rato para conseguir el dinero diario del cual depende él y su familia pero fue tan de malas que fue retenido en un retén de la policía de tránsito y al no contar con el Pase, el agente le retuvo el vehículo y le dijo que se lo iba a enviar a “los patios”.
No sé si muchos o pocos conocen esto, pero cuando un vehículo es inmovilizado hay que pagar diferentes gastos, entre estos, el servicio de grúa y el valor del estacionamiento en el patio al cual vaya ser llevado, es un gasto de más de $200.000 (si a uno le va bien y el carro no dura más de un día inmovilizado). Empero, en los casos en que el vehículo pueda moverse y otra persona diferente a quien cometió la infracción pueda reclamarlo, no se tendrán que pagar todos estos gastos y se impondrá al conductor infractor un comparendo que varía entre los $95.000 y los $123.000 aproximadamente y que además, se puede diferir a varias cuotas con el fin de facilitar el pago.
Este era el caso del señor “Y” quien de inmediato llamó al dueño del taxi y le pidió que se acercara al lugar donde él estaba para reclamar el carro. El dueño se fue de inmediato, pero teniendo en cuenta el estado de la movilidad en Bogotá, se demoró más de media hora en llegar. Mientras tanto, el agente de tránsito, aun escuchando la historia del señor “Y” y viendo su angustia, hizo subir el vehículo a la grúa y ahí ya no había nada que hacer, una vez el carro es subido a la grúa no se puede bajar por ninguna circunstancia (claro, para el conductor normal, si usted es hijo de ciertas personas, tiene cierto cargo u ostenta una importante capacidad económica, siempre habrá algo que se puede hacer).
La cosa terminó con el carro en los patios, el señor “Y” sin trabajo (porque el dueño del taxi no se podía arriesgar a que le inmovilizaran de nuevo el carro), sin plata, debiendo una multa por manejar sin licencia de conducción, siendo consciente de que el tiempo para obtener el duplicado de su licencia se había aumentado considerablemente, sabiendo que se le vienen encima los pagos de servicios públicos, de arriendo y el más importante, la comida de su familia y teniendo un profundo resentimiento contra su suerte y las normas y autoridades de este país que no hicieron ni mierda por ayudarle cuando su vida estuvo en peligro, pero que se la clavaron toda cuando él intentaba levantarse.
En este momento solo recuerdo lo que me dijo cuando me contó su historia: Adrianita, usted que estudia Derecho, explíqueme cómo es que funciona esa vaina ¿Cómo pretenden que uno saque el duplicado de un Pase que vale $100.000, para el cual necesito tener mi cédula cuyo duplicado también cuesta $32.000, sin trabajar en el único empleo en el que me recibieron teniendo más de 40 años?
Y yo no supe qué responderle.
Comentarios
Resumamoslo en ke Murphy..tiene Guevo..si con G!