Sucedió un domingo, uno de esos días que generan toda clase de sentimientos y opiniones encontradas. Ese día, el que algunos odian y otros aman, en el que por tradición, en este país, se va a misa y se cree firmemente que fue el elegido por Dios para descansar. Si, fue un domingo, el día de los niños para jugar y de los adultos para hacer asados, al menos así era en mi época. Y es que del domingo se dice de todo. Algunos consideran que es el peor día de la semana, el del tedio, el aburrimiento; para otros es el descanso perfecto, el día que está permitido incluso no bañarse sin que haya reproche alguno. Pero hay quienes piensan que el domingo tiene en su aire un vicio de depresión, no en vano es el día en que mas suicidios se producen. Fue así, un suicidio de las palabras. Su desesperación por no ser pronunciadas les agotó la paciencia y decidieron apartarse para siempre de mi boca, fue una muerte en cadena, un deceso colectivo. Pero ellas ignoraban que su esencia, asimilab...
Hoy tengo una mezcla de ira y tristeza. Estoy cansada de preguntarme qué es lo que hago mal, de esperar cosas que nunca llegan y que lo que llegue sean las malas noticias. Yo sé que todos los seres humanos tenemos culpas, errores, que algunos llaman “Karma” y que tenemos que pagar, pero yo creo que ya he pagado el mío, aun no entiendo que fue eso tan malo que yo le hice a la vida para que se esté desquitando conmigo. Sí, tengo mucha rabia porque he tratado de ser una buena persona, de cuidar de mí y de los míos, he tratado de comportarme con los otros como yo quiero que se comporten conmigo y sin embargo veo que las leyes de la compensación no funcionan. Y no es que yo haga todo esperando siempre algo a cambio, solo que yo arrojo a la vida lo que yo quiero que la vida me devuelva, cosa que no se ha cumplido. Muchas veces me he preguntado si eso de volverse una “mierda” con los demás funciona para que a uno le vaya mejor pero siempre llego a la conclusión de que eso no es así, y aun cu...
Este blog es simple y no tiene mayores intenciones. Escribo porque sí, porque se me da la gana, porque aquí pretendo dejar plasmadas esas cosas que la gente no quiere o no quiso oir, eso que intenté decir y se negaron a aceptar, y hasta esas verdades que yo misma me niego a ver. Sin embargo he dejado de escribir y eso ha sido obvio, pero no ha sido por falta de interés o porque mi vida se haya vuelto tan patéticamente aburrida que no exista nada sobre lo cual pueda hablar, el inconveniente está en que este blog –que quiero demasiado porque es una parte de mí- es conocido por personas que me quieren, por personas que me detestan, por gente que me ha visto una vez en la vida e incluso por algunos que jamás he visto pero con los cuales he tenido excelentes conversaciones. Y sin ánimo de ofender a los lectores que han visto estos ojitos en vivo y en directo, disfruto más cuando sé que son desconocidos quienes me leen, la razón no está en que sufra de un estúpido e insaciable ego que ...
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