Verano


Te veré –quizá- en la próxima estación.




Verano no soporta el frío de mi ciudad, Verano no entiende algunas de las palabras que uso; verano y yo no somos del mismo lugar. 

Verano tiene la inocencia que le hace falta al mundo. Verano se enamora de las mariposas y los perros y le gusta regalarle al viento acordes y melodías. 

Verano es uno de los seres más puros que he conocido y que he querido. Verano llegó a mi vida iluminando mis pasos y riéndose de mi absurdo miedo a la oscuridad, y en mis noches febriles, tengo la seguridad de que es él quien me piensa, quien se pregunta cómo estoy, quien anhela verme, quien me espera en algún lugar. 

Él, quien quiso ser mi Verano y salvar mi alma y mis heridas, sabiendo que existían pero jamás pronunciándolas, jamás preguntando por ellas, simplemente viéndolas ahí y siendo paciente; se dejó cegar por la persona más simple y equivocada. 

La única persona tan tonta como para rechazar la calidez de su abrazo por el frío de un  Invierno tardío, que partió hace ya tiempo y me dejó abandona en la costa, sin saber hacia dónde dirigirme. 

Y no es que yo esté esperando un barco que me lleve a otro lugar ni la llegada de otra estación. Solo estoy esperando a que mi alas se sacudan y el olor a sándalo me indique hacia donde debo dirigir mi vuelo en este momento. 

Pero Verano es demasiado hermoso, demasiado puro, demasiado alegre para contagiarlo con mi tristeza ridícula. Verano es un tesoro disfrazado de causalidad que llegó a mi vida y que agradezco profundamente por él. 

Y a Verano lo quiero tanto que no puedo sacrificarlo conmigo… 


Quise, con toda mi alma, que el calor arrullara mis noches e iluminara mis días, pero sigo abrumada con el reflejo de la nieve al salir el sol.



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Sublime, si el verano se presenta nuevamente no le sea indiferente.

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